Olivier y Elena en el Col de Pombie con el Midí d'Ossau a sus espaldas |
Y esa ocasión llegó, o creímos que había llegado, en el puente de Todos los Santos. Y con esas intenciones vino Olivier hasta Zaragoza. Viaje rápido, muy rápido, a Formigal para reunirnos con Elena, quien no se dejó convencer (o engañar) para intentar las ascensión pero sí para acompañarnos hasta el pie de la pared.
Aparcamos el coche a 1710 mts, poco después de pasar la frontera del Portalet, tomando la senda que atraviesa los pastos de Aneou y que se dirige sin pérdida al col de Pombie, desciende 100 metros para alcanzar el lago y refugio del C.A.F. y vuelve a recuperar esos mismos mts para llegar al col de Suzon, a 2130 mts.
En el lago de Pombie la inmensa y seca pared sur del Midí nos engaña y atrae mostrando su total ausencia de nieve. Avanzamos a paso muy rápido, Elena encabeza la marcha, adelantado a todos los que van por la misma ruta. Olivier, que no está prevenido, le sigue el paso y yo, que sufro los estragos nocturnos del puente, los sigo como puedo.
Poco después del col de Suzón, estamos al pie de la primera chimenea (2330 mts), más propiamente un diedro de 12 mts, con salida a la izquierda para salvar un desplome. Nos despedimos de Elena, preparamos el equipo y comenzamos a subir. Hace algunas décadas había unos barrotes de hierro para ayudar en la escalada, pero con la relativa masificación del recorrido se incrementaron los accidentes y, en consecuencia, el número de rescates pues aún la vía más fácil requiere pasos de escalada de IIº y IIIº grado. La medida disuasoria de quitar las barras le devolvió el carácter altivo y serio a este pico; en su defecto, todas las chimeneas cuentan con reuniones rapelables.
De la primera a la segunda chimenea (2430 mts), que tendrá unos 23 mts de escalada II+/IIIº, no hay más que seguir la senda. La nieve, ni la vemos ni la esperamos, roca excelente y buenas presas.
En los pasos más verticales se puede ver algun resto de los antiguos barrotes, inutilizados a golpes de mazo.La via transcurre por el espolon NE y conforme gira hacia el Norte, manchas de nieve aparecen progresivamente y cada vez más grupos abandonan. Nos advierten que más arriba hay bastante nieve y placas de hielo, sin crampones no se puede avanzar.
Crampones ... mis crampones ... están plácidamente recogidos en mi casa, y si no fuera por la insistencia de Olivier, no habría cogido ni el piolet (al día siguiente, bronca de Quique, que si no tengo remedio, que si de donde no hay ...) Por supuesto que Olivier, acostumbrado a los Alpes, siempre los lleva. Se los pone, nos encordamos para asegurarme y vamos a ver hasta donde podemos llegar. Estamos camino de la tercera chimenena, que tampoco es propiamente una chimenea, sino una canal con sucesión de resaltes y gradas.
A la derecha de esta canal hay otra algo más vertical que elegimos pensando que habrá menos nieve. La superamos y en travesía alcanzamos la mal llamada tercera chimenea a 2620 mts.
Cuando ya vemos cerca la Croix du Portillón que a 2655 mts señala el fin de las dificultades, la verticalidad nos sugiere que sin crampones mejor bajarse. De poder subir, tendríamos que ascender los fáciles 230 mts de la Grande Railliere, pero será para otra ocasión.
El descenso presenta destrepes y rápeles que encontramos siguiendo las escasas trazas de los que nos han precedido.
Una de las alegrías incomprendidas para la genta normal es la de encontrar un parabolt para rapelar con total seguridad.
Por fin conseguimos abandonar la nieve, montamos rapel en la segunda chimenea y como la cuerda que llevamos mide 37 mts (antes medía 50 mts pero eso es otra historia) no llega al suelo y tenemos que destrepar los últimos metros.
Dado lo avanzado de la hora, ya no queda nadie en la montaña y somo los últimos en bajar. Pronto nos encontramos en la primera chimena y también la bajamos rapelando.
Casi con las últimas luces, llegamos al refugio. Fuera de temporada no está guardado, entramos en la sala libre y comemos acompañados por los escasos montañeros que se quedarán a pasar una noche muy fría.
Decimos adiós al refugio de Pombie, volveremos antes de la primavera, con buena nieve y equipo completo, porque el Midí ... es mucho Midí.
31 Octubre 2011. Elena, Olivier, Rafa
Por supuesto, el Midi es una montaña emblemática. Muy bueno el reportaje; se masca el ambiente preinvernal. Y ya sabes, más vale retirarse a tiempo. Seguro que hay más oportunidades. Te recuerdo que yo quiero repetirlo
ResponderEliminaryo también me apunto!
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