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Pico de las Escuellas. Cara O. |
Cerca de Panticosa se encuentra el Pico de las Escuellas, una montaña individualizada, al este de la población, y cuya silueta se ve perfectamente desde sus calles. Sorprendentemente, siempre que vemos fotos de este pueblo, suelen ir acompañadas de la Sierra de La Partacua, al oeste, bastante más alejada, eso sí con un porte magnífico. Rafa y yo hace tiempo que tenemos esta montaña en mente, y por fin hoy, le ha tocado el turno. Mirando por Internet, la verdad es que no hay demasiada información, aunque todas las reseñas que miramos describen la misma vía de ascenso, desde la zona de la Ripera. El problema es que para acceder hasta aquí nos encontramos con una pista de 6 km cerrada al tráfico, pero que en verano se puede recorrer con un trenecillo turístico que parte de Panticosa. Aunque el horario del tren no se ajusta a nuestras necesidades, la verdad es que ahorrarnos esos 6 km y 400 mts. de desnivel, hacen que nos decantemos por esta solución.
Tomamos el tren en la Pza de Panticosa a las 9,30, y nos desmontamos en La Ripera, a 1500 mts. una hora después. Las 10,30, y en plena canícula, no es la mejor hora para emprender una ascensión, pero, a lo hecho, pecho. Retrocedemos por la pista unos 500 m hasta encontrar el camino indicado a Catieras y Dedo de Yenefrito (vaya nombrecito). El camino asciende por la margen izquierda del barranco Laulot. La sudada es tremenda, menudo calor, y empezamos a dudar que podamos completar la ascensión, pensando en otras alternativas.
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Abandonamos la Pista de La Ripera hacia el collado de Yenefrito |
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Al fondo el curioso Dedo de Yenefrito |
Por fortuna, al llegar al collado de Yenefrito, dejando atrás la curiosa formación del Dedo del mismo nombre, empieza a soplar una brisa reparadora, así que seguimos con el plan inicial. En el collado, abandonamos el claro sendero que continúa por el valle y giramos ya sin camino a la derecha para subir unas rampas de hierba considerablemente inclinadas que nos hacen ganar metros rápidamente en dirección SE, en un principio. En el fondo del valle vemos el refugio de Yenefrito y más arriba los picos de Ferreras empiezan a aparecer al Este. Después de un tramo en el que parece ceder la inclinación, vuelve a empinarse hasta aparecer un gran “llano” desde donde vemos ya la muralla del Escuellas. Hacemos una breve parada para repostar y continuamos ganando altura hacia un espolón rocoso que dejaremos justo a nuestra izquierda, entrando en un canalón pedregoso con cierta inclinación donde va apareciendo algún hito (hasta ahora no habíamos encontrado ni uno). |
Pendientes herbosas. Al fondo, Puntón y Picos de Ferreras |
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Aparece el Pico de Las Escuellas. Iremos hacia el valle superior rodeando el espolón rocoso, en el centro de la foto
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Ascendemos un canalón, dejando a la izquierda el espolón
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El canalón desde arriba |
Una vez rebasado el espolón aparecemos en un circo donde la continuación es más que evidente. Enfrente, y ya muy cerca tenemos la pared del Escuellas, y a la izquierda, una canal oblicua de izquierda a derecha que será nuestro salvoconducto para alcanzar la cresta. Antes de esto, hacemos un descanso. Estamos a 2350 mts. Continuamos ascendiendo hacia la canal pedregosa, ancha en un principio, aunque se va angostando y empinando cercana a su final, en la cresta. Un poco antes de llegar a ella, nos salimos a la derecha (hito) por unas lajas lisas en las que hay que tener bastante cuidado, pues la pendiente aquí es fuerte, y mejor no caerse.
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En el centro, el canalón oblicuo que da acceso a la cresta |
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Comienzo del corredor. Arriba la cresta |
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Parte superior |
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Un poco antes de alcanzar la cresta, nos salimos por lajas a la derecha |
Una pendiente de hierba nos deposita en la cresta, y ya tenemos enfrente el cordal Sabocos Tendeñera. Escuchamos unas esquillas, y, sorpresa, un rebaño de bonitas cabras ocupan los escarpes de la cara Sur de nuestra montaña. La cima, ya la tenemos a tiro. Caminando por la cresta, sin ningún problema alcanzamos el hito. Más al oeste vemos otro hito, pero la altura es menor, con lo que nos quedamos en ésta (2507 mts). |
Forato Os Diaples |
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Corto tramo de cresta. Detrás Picos de Ferreras y Mallaruego |
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Cima. 2507 mts |
La vista, muy buena. Al Norte, Midi, Argualas, Garmo Negro, Infiernos. En un plano más cercano vemos el Catieras, el Baldairán, y por detrás asoman Forátulas, Tablato, Brazatos. Más a la derecha la mole del Vignemale, y por delante de ella, al Este Ferreras y Mallaruego, unas montañas que están lejos de todo, pero que algún día habrá que ir. |
Circo de La Ripera. Tendeñera y Forato Os Diaples |
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Peña Otal al fondo, y Cresta de Tendeñera |
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Al norte, Argualas, Garmo Negro, Infiernos, Punta Zarre y Gran Facha |
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Hacia el Oeste, Panticosa pueblo |
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Panorámica
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En la cima no estamos mucho tiempo, la parte superior del canalón nos inquieta un poco y tenemos ganas de vernos abajo. Así que volvemos sobre nuestros pasos hasta el corredor. Descendemos con cuidadito la primera parte y enseguida nos deslizamos hasta las praderas, donde paramos para comer algo e hidratarnos.
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De vuelta al corredor |
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Algún pequeño destrepe |
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Bajando hacia el valle
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Llegando al collado de Yenefrito |
El resto del descenso lo efectuamos por el mismo itinerario. Afortunadamente las botas agarran perfectamente en las empinadas laderas herbosas que preceden al buen sendero que recorre el valle de Yenefrito. Una vez allí seguimos el camino hasta la pista de la Ripera. No hemos reservado billete en el tren para la vuelta, así que tomamos el sendero marcado en dirección Panticosa. Son seis kilómetros a que no se hacen excesivamente pesados, tramos de bosque, otros por antiguos “panares” (zonas de cultivo comunal) y ya, cerca de Panticosa, bastante gente refrescándose en las pozas del Bolática.
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La Ripera. Forato y a la derecha aparece Sabocos |
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De allí venimos |
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La Partacua |
En la plaza de Panticosa, bajo una sombrilla, dimos buena cuenta de sendas jarras de cerveza que nos ayudaron a hidratarnos algo. Tranquilamente estábamos cuando nos sacó de nuestro relax la llamada telefónica del amigo Pedro.”Venga chicos, ya estoy por aquí, id preparando alguna excursión” . Esto es un sinvivir.
Una bonita montaña, Las Escuellas, sorprendentemente muy poco visitada como pudimos constatar. No vimos a nadie, escasez de hitos, ni rastro de paso de gente. En fin, una montaña ruda, que sin duda sufre la competencia de las cimas vecinas, pero que merece la pena visitar.
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Gentiana Cruciata |
20 Julio 2023. Rafa, Enrique
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