Es fácil recordar datos cuantitativos como nombres de picos, altitudes, desniveles, orientaciones, acotaciones geográficas, coordenadas GPS, grados de dificultad en diferentes escalas ... nos sobran mediciones y este blog es sólo para guardar pequeños detalles que sirvan para pulsar el nodo neuronal que dispara en nuestro cerebro evocaciones, recuerdos, sensaciones, sugerencias y demás impresiones cualitativas

2013-01-07

Puntal de Secús (2514 mts)

El collado de Secús une el Puntal de Secús, derecha, con la Arista Norte del Bisaurín
Este año la clásica San Esteban no pudo ser el 26, adelantándola al 23 para asegurar unas condiciones de tiempo y nieve excepcionales. No muy temprano, Quique, Josán y yo, pasando por Aragües del Puerto, llegamos poco antes de las 10 de la mañana al refugio de Lizara, aparcando a 1540 mts entre la nieve, que ya no dejaremos de pisarla durante toda la jornada.
Desde el refugio tomamos la ruta de la cara Norte del Bisaurín, que se dirige sin pérdida posible hacia el sombrío barranco de Audelca, apartándose del camino principal, mucho más concurrido, del collado del Foratón.

El barranco de Audelca es peligroso después de grandes nevadas por su exposición a la la caída de aludes y la estrechez del cauce, entre Las Fetas y Bernera, lo convierte en una trampa sin escapatoria posible; en esta ocasión nos hemos asegurado que todo los que tenía que caer, ha caído, o al menos así lo esperamos, pues en montaña no hay certezas sino grados de probabilidad.
A la entrada del barranco encontramos el refugio de Oldecúa, que en su soledad semeja un Portal de Belén desahuciado. Hemos ascendido unos 200 mts y aunque no nos hundimos demasiado en la nieve, nos ponemos las raquetas por comodidad.
Las raquetas sirven no sólo para avanzar cómodamente en nieves blandas, sino para subir pendientes fuertes hasta de 40º gracias a las punteras basculantes que incorporan  a modo de crampón. Su gran inconveniente son los flanqueos, al ser más anchas que un esquí someten los tobillos a una carga lateral que incomoda dolorosamente la progresión.     
Poco después, en ligera bajada, el camino se descuelga por la ladera izquierda (derecha orográfica) del barranco, confirmando su mala fama los restos de una avalancha que con un frente de unos 300 mts ha barrido todo a su paso. 
Cuando dejamos atrás el caos de bloques irregulares del alud, aparece la capa inferior helada que refleja las sombras con brillo metálico, hasta el silencio está congelado.
Llevamos hora y media de marcha bastante relajada, sin prisas, a punto de girar hacia el Oeste. Hasta ahora teníamos atrás la visión de los bosques del Sur, sin nieve, a partir de ahora todo lo que nos rodee estará blanco. 
Sin llegar a encontrar el famoso refugio pastoril de Faxa de Fetas con su aspecto budista, alcanzamos el Plano Mistresa (1990 mts), donde el torrente forma meandros entre la nieve o por debajo de ella. Es una pena romper con nuestras huellas el aspecto liso virginal de esta nieve apenas transitada.   
A partir de este llano, cerrados al Norte por el largo cordal de la Sierra de Secús, es posible girar a la derecha, hacia el valle de los Sarrios, o hacia la izquierda, teniendo a la vista nuestro destino por hoy, el Puntal de Secús.
Ahora iniciamos un incómodo flanqueo siguiendo la ladera Norte, no sin antes aprovechar las escasas rocas que emergen de la nieve para hacer una pausa y comer algo, dejando a nuestra espalda el panorama del Valle de los Sarrios.
A partir de este lugar la ruta asciende a la vez que el valle se estrecha hacia el collado, volviéndose más sombrío, frío y silencioso. Avanzamos bastante separados, quizás inconscientemente para disfrutar de este silencio congelado, sólo nos acompaña la monótona fricción de las raquetas sobre la superficie helada que nos suena a modo de mantra rítmico engañando al cansancio. Viendo a mis dos compañeros en estos parajes recuerdo la cita de Erasmo de Rotterdam "La verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos transcurre ameno"
El ambiente, como diría Pedro más adelante, recuerda latitudes "hiperbóreas".
La pasada noche ha caído una ligera nevada que se hiela sin llegar a soldar con las capas precedentes y, dilatada por el calor del día, se cizalla y cae en un constante deslizamiento de cristales de hielo, poniendo música de fondo a este valle tan poco frecuentado.  
Hacia la mitad del recorrido, en fuerte subida, llegamos a un falso collado que llanea un poco antes de emprender la ascensión final. Vemos también el inicio del corredor que asciende al Bisaurin por su cara Norte, pico que hemos ascendido otros inviernos, siempre en condiciones meteorológicas penosas, por el collado del Foratón.
Pero antes del llegar al collado nos desviamos directamente hasta la cima del Puntal de Secús, dejando a nuestra espalda la mole gigantesca del Bisaurin, gélida causa que sólo permite unas pocas horas de sol al día en estos valles septentrionales.
La pirámide final tiene rampas de más de 40º, cansado de las raquetas me pongo los crampones, mucho más ligeros, pero Quique sigue por delante, como si le dieran cuerda, llegando con raquetas hasta la mismísima cumbre.

La cumbre es muy pequeña, sopla el acostumbrado viento que no nos deja quedarnos mucho tiempo, el justo para recordar una ascensión al Agüerri (a la derecha en la foto) y salimos a buscar refugio un poco más abajo.
Panorama: Midi d'Ossau, Balaitous, Frondiellas, Infiernos, Collarada, Escarra, Ip ...
El panorama está cerrado al Sur por el omnipresente Bisaurín, pero por el Norte nos permite una amplia visión panorámica de 180º
El valle por donde hemos ascendido, mitad sol mitad sombra. Al fondo macizos de Bernera y Aspe
Algo más abajo de la cima, ya sin tanto viento, celebramos la Navidad con café-capuchino y vino de nueces. El café es instantáneo y necesita agua caliente para prepararlo... los que sí entramos en calor somos nosotros intentando disolverlo en agua helada, pero a estas alturas las sensaciones se magnifican y el café (lleno de grumos) nos sabe delicioso.
Josán conoce muy bien el macizo de Bernera, Quique le señala un pico que subimos hace muchos inviernos pensando que era Ruabe de Bernera y hoy descubrimos que era el Olibón, no teníamos ni idea.
Un descanso rápido y comenzamos el descenso, esta vez bajamos las rampas con crampones, hasta una roca que nos permite otra breve pausa.
Desde aquí, mientras intentamos descifrar la confusión de picos bautizados por Prames de una manera, por Alpina de otra, y por el IGN confundiendo las cotas, Josan nos propone futuras salida hacia la Cúpula de Secús, o Picos de la Portaza, incluso trata de distinguir el Liouviella del Lie Lavatti ... todo un experto en la zona.

Sigue el descenso a la vez que las sombras se hacer más duras,  en invierno a las seis de la tarde ya oscurece, yo creo que estamos caminando demasiado despacio para tener que usar los frontales, sería una llegada al coche espectacular. 
Al descender al falso collado buscamos nuevas rutas por el macizo de Bernera accediendo desde el valle de Aísa.


De nuevo en la Plana Mistresa donde aprovecharemos para coger agua del torrente

Y con los últimos rayos del sol poniente que cambia el color de la nieve con tonos rosados, atravesamos el barranco Audelca y los restos de la avalancha, llegando al coche con los frontales. 

23 Diciembre 2012. Quique, Josán, Rafa.

4 comentarios:

  1. Me encantan las fotos con nieve sombría, esos blancos azulados propios de caras norte en diciembre. Dan frío sólo de verlas... Me pongo a reflexionar un poco sobre el concepto "mantra rítmico".

    ResponderEliminar
  2. Veo todas vuestras fotos... y me dan ganas de llorar. Miento...: lloro. Me emocionan, me llevan serpenteando caminos interiores tan elevados que me pierdo en mis propios laberintos. Todo es hermoso y vivo.
    Gracias, Rafa, por darme siempre una dosis inmensa de luz y vida.
    Un beso, y un abrazo de altura.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

¿qué te cuentas?

Temas relacionados