Las Peñas de Herrera, cuatro mallos rocosos que destacan sobre el paisaje de colinas onduladas, son muy visibles desde varios puntos de Parque Natural del Moncayo, con alturas de 1347 a 1591 mts. La ascensión más interesante es a la Peña II (1542 mts) por terminar en una chimenea de 20 mts con dificultad entre II+ y III-, equipada con una cuerda fija.
Hoy, con un tiempo desapacible y lluvioso, es imposible salir al Pirineo, además tengo comida en Zaragoza y debo estar temprano. ¿qué intentar? Las Peñas de Herrera pueden ser una actividad muy rápida para pasar media mañana, con el aliciente añadido de hacer una escapada en solitario, que no en soledad. Salgo de Zaragoza a las 6 de la mañana, lloviendo todo el camino. Tras pasar Borja tomo el desvío de Ambel y llego a Talamantes, situado a 930 mts. El recorrido de las Peñas está bien balizado pues se corresponde con el Sendero S4 “Barrancos de Talamantes” y con el GR 90.1 así que, por una vez, puedo seguir el camino sin tener que pensar.
Al llegar al pueblo es preferible aparcar a la entrada, seguir la calle y desviarse por la primera a la izquierda si se quiere visitar el Centro de Interpretación, si no, puede seguirse por la que sube al centro del pueblo bien señalizadas por las marcas rojas y blancas del GR.
Pronto aparece un desvío hacia el barranco, pista que, pasando por unas cuadras, se convierte en senda. A estas horas tan tempranas, me salen al encuentro dos corzos, pues de madrugada se acercan a los huertos a comer. Continúa la fina llovizna.La señalización es abundante, un poste me indica que voy por el Barranco de Fuendeherrera, siempre hacia el oeste hasta que, poco más de media hora después, queda abajo el bosquecillo de encinas, enebros, sabinas, romeros, carrascas … todo un muestrario del piso mediterráneo, en contraste con los hayedos atlánticos del cercano Moncayo.
Ahora la senda sube por la ladera de nuestra derecha hasta ganar la loma, saliendo a un altiplano con los tristes restos del incendio del verano de 2012; recomiendo la lectura de esta completísima reseña en el blog Salvemos el Moncayo.
Desde este punto ya se deberían ver las Peñas, pero ocultas en la niebla solo son visibles la IV y parcialmente la III. Destaca un plantación de pinos de repoblación, al pie de éstas, casi completamente calcinado. El camino coincide a trechos con un cortafuegos, subiendo hasta el collado que se intuye, allá por la niebla, entre la III y la II.
Peña III. La senda sube hacia collado de la izquierda.
Peñas III y IV, con los restos del pinar de repoblación arrasado en Agosto de 2012
Llegado al collado giro hacia la izquierda, bordeando la Peña II casi oculta en la niebla mientras busco la brecha al pie de la gruta que identifica la vía de ascenso. Subo por la pendiente herbosa alternada con alguna barra rocosa hasta que encuentro la cueva. La chimenea, estrecha en algunos tramos donde molesta la mochila, dicen que es divertida, pero hoy con la roca mojada, patinando y entre la niebla, no me lo parece tanto.
Superados unos pocos metros (I+/II), hay que salvar un tramo en oposición para atravesar una oquedad formada en el techo de la gruta. A lo largo de toda la chimenea hay una cuerda fija, pero un tanto deshilachada y poco fiable, que merece ya un cambio.
Los últimos tres metros (III-) son más verticales pero me dejan en la cima.
La trepada es tan encajonada que no da ni sensación de vacío ni de exposición, no hace falta material de escalada, pero no vendría mal una cuerda para rapelar el descenso.
La visibilidad en la cima es nula, no consigo ver nada del paisaje alrededor, ni siquiera la Peña I que está al lado. Destrepo de nuevo y comienza caer aguanieve ¡a mediados de Mayo! entro en la gruta, muy confortable para un vivac y aprovecho para comer algo.
Un poco decepcionado por no poder subir a la Peña I, conocida como Picarrón, que es la más alta, bajo rápidamente hasta el pueblo y me conformo con los casi 600 mts de desnivel. Al menos, cuando llego, ha levantado la niebla y aprovecho para hacer fotos para una próxima ocasión. Bajo las peñas se puede ver el cortafuegos que puede utilizarse como atajo.
Llego a Zaragoza a las 12:00 pensando que no habría sido necesario madrugar tanto ...
19 Mayo 2013. Rafa.
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ResponderEliminarCorregido:
ResponderEliminarRealmente no hace falta madrugar, cuando nos encontramos con estos días.
Saludos