Ya divisamos el Rigüelo con su arista W, una escalada clásica de nivel AD+/IV. Este pico cierra el collado de la Magdalena por el norte, al cual llegamos en suave pendiente por laderas con más nieve.
Superado el collado, contraste del verdor de la vertiente de Aísa con el paisaje cada vez más blanco de la vertiente de Canfranc. Un poco más abajo, muy cerca el refugio militar Lopez Huici.
Llegados a este punto la nieve empieza a estar pesada y no es cómodo abrir huella. Los que no tienen ninguna dificultad para corretear son la manada de sarrios, muy tranquilos en estos solitarios parajes donde no hemos visto a nadie, ni veremos en todo el día. Montañas solitarias enteramente para nosotros, día perfecto.
Desde aquí el Rigüelo es el pico más cercano y presenta una canal tentadora que parece llegar hasta la cima, con poco inclinación. Ya sabemos que desde abajo todo se ve más fácil, pero la cercanía es argumento decisivo y nos dirigimos hacia el gran cono de deyección, muy cubierto de nieve, que conduce a la base de la canal.
Nos equipamos y sin saber muy bien si eso es una ruta o no, cramponeamos el cono.
Las vistas dominan los valles de Aísa y Canfranc, la divisoria de Candanchú al Norte. Collarada cerrando el Este y amplio panorama hacia el Oeste.
Zoom al pico y Mallo de Lecherin. En el pico es bien visible el corredor Sur, ascendido hace unos años con Quique y Pedro. El Mallo también lo ascendimos por la Chimenea Faus, su vía normal, esa vez sólo con Quique.
El macizo de Collarada cierra el panorama por el Este
Con una sóla cuerda de 50 mts tendremos que montar unos cuantos; por si acaso no lleváramos lazos suficientes, en alguno pasamos la cuerda directamente por algún bloque, pero la recuperación posterior nos obliga a tirar y tirar de la cuerda debido a la fricción.
Y en el último rápel pasa lo que tiene que pasar, por más que tiro de la cuerda no hay manera de recuperarla, tengo que volver a subir hasta la reunión y ver cómo ha quedado encajada en una grieta. Escarmentado, monto uno con anillo y maillón. Para este último rápel hemos tenido la precaución de ponernos antes los crampones y sacar el piolet, pues ya terminamos en la parte superior del cono.
Ahora tenemos que seguir bajando con precaución, la nieve a estas horas está muy transformada y desprendemos placas que se deslizan pesadamente, regalándonos un espectáculo de belleza plástica. Siguiendo huellas de sarrio, volvemos al collado de la Magdalena.
Pasado el collado, al descender un repecho, nos topamos de bruces con la manada de sarrios de esta mañana, ellos tan sorprendidos como nosotros. Se nota que el viento soplaba ascendente y no nos han podido olfatear a tiempo. Muchos sarrios y ni una única persona en todo el día.
Con las nubes cada vez más bajas y más cercanas, llegamos otra vez a la cabaña de Rigüelo pero ahora tomamos correctamente la senda y nos devuelve al circo por mejor terreno que el de la ida.
1 Mayo 2014. Javi, Rafa
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