Peña Canciás (1928 mts)

Contrastes desde la cima de Peña Canciás. Vertientes norte, a la derecha, y sur, a la izquierda

En diciembre de 2002 ascendimos a Canciás por su cara sur, partiendo desde Gillué, y desde entonces teníamos una deuda pendiente con la cara norte de esta montaña. La ruta que nos planteamos para este Sábado Santo parte del mismo Fiscal para completar una extensa circular en sentido antihorario.

Desde Fiscal tenemos una amplia visión de Peña Canciás y de los puntos clave de la zona alta del itinerario

Partimos del pueblo en dirección oeste buscando la carretera que conduce a Lardiés, siguiendo la constante señalización que conduce a Peña Canciás. Cuando llevamos 1,5 kms recorridos abandonamos el asfalto para tomar una pista a la izquierda, que es transitable hasta un cercano punto en que la circulación pasa a ser restringida.

La procesionaria está muy extendida, tanto en las copas de los pinos como en el firme de la pista, plagada de regueros interminables de orugas. Esto ya es una constante de los últimos años, aunque a pesar de ello el pinar mantiene una notable belleza.

Caminamos cerca del cauce del barranco de San Salvador, que cruzamos con la ayuda de un puente. Tras 7 kms de caminata, a la altura de una pequeña cascada que se forma en el mismo barranco, la pista gira a la derecha y poco después alcanza un refugio forestal en mediocre estado (1220 mts de altitud).

A partir de aquí la pista va perdiendo calidad hasta transformarse en una trocha que, apenas unos minutos después, nos lleva hasta un extenso prado que hace las veces de mirador, con el macizo de Monte Perdido al fondo. Hasta ahora el tramo recorrido ha discurrido paralelo al eje carretero Fiscal-Sabiñánigo, con la presencia constante de alguno de sus viaductos.

Las Cimas de Ordesa, por encima de los restos del pueblo abandonado de Berroy.

La trocha se va estrechando hasta convertirse en sendero, cada vez más cubierta de hojas procedentes del hayedo en el que nos hemos ido introduciendo.

Más adelante el hayedo da paso nuevamente al pinar, al tiempo que definitivamente giramos a la izquierda hasta acercarnos a la vertical del famoso repetidor del macizo de Canciás, visible desde muchos kilómetros a la redonda.

En las zonas despejadas de bosque las panorámicas se abren en todas las direcciones excepto al sur, ocupado por la roja muralla de conglomerado de Peña Canciás.

Al norte, de Mondarruego a la Punta Suelza, pasando por las Treserols y las Tres Marías.

Hacia el este, entre brumas, aparecen Cotiella, Peña Montañesa y el Turbón. Abajo a la derecha reconocemos la hoya del valle del Ara destinada al pantano de Jánovas, que nunca se llegó a construir.
Al oeste, las cimas de Telera y el Midi d’Ossau.

A partir de la cota 1600 empiezan a aparecer manchas de nieve, y es en este momento cuando valoraremos lo que hasta hace poco habíamos apreciado como un exceso de señalización. Al haberse estrechado el sendero en el cada vez más espeso bosque y tener que rodear los restos de nieve, las señales nos ayudan a seguir el camino correcto.

Y es superada la cota 1800 cuando llegamos al punto clave de la ruta, el paso de Gradatiello. Se trata de una zona de conglomerado que exige una pequeña trepada para superar el punto débil de la muralla de Canciás. Las condiciones del paso, con la piedra mojada como consecuencia del deshielo, nos hacen dudar de por dónde acometerlo. Al final es una cuestión más de decisión que de otra cosa, y después de buscar tres o cuatro piedras donde situar los pies, lo superamos. Es necesario advertir que superar este paso puede ser delicado en función de las condiciones de hielo o humedad de la piedra.

El paso de Gradatiello visto desde arriba.

Una vez superado el escollo, se pasa a la vertiente sur por terreno de erizones descendiendo unos 80 metros de desnivel para evitar los cortados que hay en el cresteo hasta la cima. Seguimos la omnipresente señalización para ascender suavemente hacia el punto más alto de la montaña.

La suave vertiente sur

No hemos elegido el mejor día para apreciar las cimas pirenaicas, pero aunque la visibilidad no acompaña, disfrutamos de buenos ratos de sol. Hacia el este vemos formarse una tormenta, con un espectacular desarrollo que nos acompañará visualmente en todo el descenso. Como hace viento, hacemos las fotos de rigor y emprendemos la bajada. Previamente cresteamos hasta la cima más oriental del macizo para tener una perspectiva completa del mismo.

Carli

Fernán

Vignemale y muralla de Mondarruego, y el valle del Ara.

Tormenta hacia el Cinca y el Ésera.

Hayedos y pinares de la vertiente norte. Desde la cima oriental se desciende decididamente hacia el sur entre erizones, siguiendo los abundantes mojones en busca del PR-9 Laguarta-Fiscal, por terreno bastante cómodo hasta alcanzar un amplio camino entre bosque de pino, bojes y pradera.

Poco después llegamos al poste indicador de PR, en el mismo al Collado de Sierra Ligüerre. El sendero, que discurre bajo un magnífico bosque mixto de hayas y pinos, se encuentra cubierto de ramas y en ocasiones hay que saltar por encima de algún árbol caído. Asimismo hay que cruzar un barranco en un par de ocasiones, lo que nos obligará a ascender unos metros para encontrar el lugar propicio para sortearlo.

Las señales de PR nos darán la opción de tomar el desvío a San Juste, pero continuamos por el camino principal hasta llegar primero a Borrastre, y un kilómetro después a Fiscal siguiendo la carretera asfaltada. La nube de tormenta que ya divisábamos desde la cima, nos ha seguido acompañando a nuestras espaldas en todo el descenso y las bordas de Borrastre han sido las perfectas acompañantes para fotografiarla.

Llegamos a Fiscal y admiramos el pórtico de la iglesia de Jánovas, trasladado ante la amenaza de la construcción del embalse que nunca llegó a realizarse.

Una señora caminata de más de 25 kilómetros por parajes solitarios, que nos ha dejado muy buenas sensaciones y variedad de paisajes, a la par que nos ha permitido saldar viejas deudas.
https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17319141

15 de abril de 2017. Carli y Fernán