Ya han pasado cuatro años desde que subimos al Pico Ballibierna aproximándonos por la pista del mismo nombre en bicicleta. Hacía tiempo que queríamos repetir el “bicitrekking”, uniendo las dos aficiones que más nos gustan, así que este verano buscamos un “tresmil” que no fuera muy largo y que se saliera desde la cabaña de Ballibierna.
Elegimos la Aguja Argarot, en la cresta de Llosas, divisoria entre los valles de Coronas y Llosas.
Como la otra vez, dejamos el coche en el parquin de Senarta y sobre las 8 de la mañana comenzamos a pedalear por la pista. El comienzo se nos hace extraño, entre la fuerte subida inicial y las mochilas con los palos, cascos, botas, ropa…hacen que no nos sintamos confortables, obviamente cambia nuestro punto de gravedad y pesamos unos kilitos más, eso se nota.
Paramos unos metros antes de la caseta de pescadores para aparcar las bicis entre la frondosidad del bosque y prepararnos para la nueva actividad.
Sobre las 9.30 empezamos a caminar hacia Llosas; es un valle más cómodo para subir que Coronas. Avanzamos por bosque de pino negro, cruzamos la preciosa pleta de Llosas y en hora y medio ya estamos en el lago inferior. Pasamos por su izquierda para ir subiendo hacia la brecha inferior. Junto a un pequeño torrente que surge por encima de nuestra posición. La vista del lago es cautivadora, y aprovechamos para hacer un descansillo y comer algo. A partir de ahora empezará lo "bueno".
Pleta de Llosas
Ibón de Llosas
La Brecha Inferior de Llosas se eleva trescientos metros por encima de nosotros, pero aunque se ven muchas piedras, por la derecha del canalón se sube bastante bien.
Poco antes de llegar a la brecha hay que desviarse a la derecha por una placa tumbada (I) por la que hay que trepar sin dificultad y que nos dejará en la cresta.
Brecha Inf. de Llosas. A la derecha Aguja Argarot
Superado el primer tramo de trepada, la cresta se aplana. Detrás, el Pitón de Llosas
Tenemos por delante doscientos metros de desnivel que se hacen bastante largos. Los mojones son escasos por lo que hay que ir buscando el mejor camino, y eso nos lleva tiempo. Vamos encontrando pasos de escalada fáciles que superamos sin dificultad (pasos I y I+) , aunque se va abriendo buen patio, sobre todo a la vertiente de Llosas. Nos cuesta avanzar más de lo pensado, primero llegamos a la antecima o Argarot Sur (3030), y más tarde al Argarot (3035). Entre estas dos puntas, una brecha con algún paso aéreo sin dificultad.
Desde la Argarot Sur, agujas Tchihatcheff y Franqueville. Detrás, Aneto
Desde Aguja Argarot, primer plano de Aguja Tchihatcheff, y al fondo Cresta Aneto-Tempestades
Lago intermedio de Coronas. Detrás, Aragüells y Juncadella
La vista es magnífica. A muy poco distancia, la segunda de las agujas, la Tchihatcheff, y por detrás, casi 400 metros más alta, la cima del Aneto. Espectacular la vista a la derecha, cresta de Tempestades-Aneto, y a la izquierda cresta de Cregüeña, y cima del Pico Maldito. Estamos un buen rato, por una vez no tendremos que correr para coger el bus de Ballibierna. Eso, si las bicis están donde las dejamos….
Cresta de Cregüeña y Pico Maldito
Treinta y cuatro.....tresmiles
El regreso decidimos hacerlo por el valle Coronas, así nos evitamos el destrepe y parece más fácil. Además mi padre la conoce de cuando ascendió esta montaña ya hace un montón de años. El descenso es más rápido y sin pasar por la brecha pronto alcanzamos el canalón, que es menos inestable de lo que parece, ya que nos pegamos a las rocas de la izquierda. Rápidamente perdemos altura y llegamos al corredor que asciende desde el ibón de Coronas hasta la brecha inferior de Llosas, y que en pocos minutos nos sitúa en la orilla del lago inferior, donde nos encontramos un grupo de turismontañeros tomando sol en bañador, móvil en mano. Está claro, hemos entrado en otro mundo, en el nuestro. Atrás, allá arriba todo es diferente....
Una vez allí, habíendonos quitado lo complicado y ya relajados, comemos. A partir de ahora sendero ya conocido y sin problemas, y en poco más de una hora llegamos a la cabaña, pasando antes junto al bucólico ibonet. Avanzamos unos metros por la pista y después de comprobar que las bicis siguen allí, nos vamos para abajo. La pista, entre el bosque, y con el sol ya retirándose nos ofrece muchos contraluces, descendiendo con cuidado, llegando sin novedad en pocos minutos al Plan de Senarta.
Ibonet de Coronas
Lo hemos pasado genial. Montaña ruda y salvaje, apenas hitos, en la que te tienes que mover con soltura e ir imaginando el itinerario más sencillo. Seguiremos planeando nuevas rutas de bicitrekking.
25 agosto 2020. Enrique y Marta
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