Malacastro (1078 mts). Circular Anzánigo, Centenero, Anzánigo

Entre Santa Isabel y Centenero. Al fondo Oroel

La meteo prevista es francamente mala. Fuertes tormentas, empezando antes en el alto Pirineo y luego extendiéndose al prepirineo. Cambio de planes, iremos al prepi, que tanto nos gusta. Buscamos y encontramos una ruta que parte de Anzánigo, y que tras ascender al Malacastro (1078 mts) se dirige al norte hasta el pueblo de Centenero, para luego girar al sur y retornar al punto de partida. Seguimos un track que hemos descargado y parece fiable. Aparcamos en la carretera que se dirige hacia Jaca, nada más pasar el puente medieval de acceso a la población de Anzánigo.

Detrás de un gran caserón, en su parte sur, un letrero indica Ermita de Izarbe. Lo tomamos, aunque enseguida lo dejamos a la derecha, ascendiendo hacia la izquierda por una difusa senda marcada con cintas de plástico. Ascendemos por un bosquecillo de bojes, pinos y robles en dirección oeste, lo que en realidad es la ladera del Malacastro. Atrás, y cada vez más abajo, va quedando Anzánigo y el valle del Gállego. El itinerario en algún tramo es muy difuso, y debemos consultar el track constantemente para certificar la ruta. La pintura, en rocas y en los troncos ha dado paso a las cintas. En un punto donde la vegetación es más escasa, y con una gran vista sobre el Valle del Gállego, nos detenemos a descansar y a esperar al Canfranero con la intención de hacer algún vídeo. Fernán y yo somos unos friquis del ferrocarril, así que ahí estamos un buen rato cámara en mano esperando, mientras Rafa, todo paciencia, espera. Por fin el tren aparece, pero tan lejano que los vídeos son una “auténtica castaña”. Bueno, ha sido emocionante.

El sendero parte por la izquierda, detrás del caserón

A nuestra espalda queda Anzánigo y el Gállego

Desvío a la Ermita de Sta Isabel, que obviamos, ya que ascenderemos primero el Malacastro

Ascendiendo la ladera E. del Malacastro

Colgados sobre el valle del Gállego

Zoom al "canfranero"

Nos quedan poco más de 100 metros, que ascendemos por terreno ya más abierto, sin senda, siguiendo las abundantes marcas en los árboles, hasta que el vértice geodésico aparece en el horizonte, alcanzándolo seguidamente. Nos desplazamos a una pradera cercana, algo más al oeste, donde la vista se abre más y podemos ver Peña Ruaba y la Sierra de Santo Domingo.

Llegando a la cima, perdemos la senda, pero seguimos con la vista puesta en el Vértice cimero

Cima de Malacastro (1078 mts)

Vista hacia el Sur. Peña Ruaba y Punta Común

Los cúmulo-nimbos empiezan a adquirir bastante desarrollo, por lo que después de comer algo, volvemos hacia el vértice y tomamos una especie de pista que avanza hacia el norte. A lo lejos vemos alguna casa y restos de lo que fue el poblado de Visús del Pueyo. Nos acercamos al arruinado núcleo donde solo se encuentra en pie la Iglesia de Santa Isabel, románica, en muy buen estado de conservación, y un poco más alejado una borda, que parece ser que se encuentra todavía en uso. El resto, todo ruina.

Vamos hacia el norte. Se ve la única casa en pie, aparte de la restaurada iglesia

Al oeste, la Sierra de Santo Domingo

Iglesia de Santa Isabel. Posiblemente del siglo XII

Ajedrezado jaqués en la ventana del ábside

Proseguimos por el camino, perfectamente marcado, en dirección a Centenero, aunque primero nos desviamos unos metros para visitar una fuente (indicación), aunque la encontramos que prácticamente está seca, tan solo una charca con agua estancada. Seguimos atravesando esta especie de meseta, siempre al norte, con el fondo de la sierra de San Juan de La Peña. Al final de la extensa pradera, el camino empieza a descender fuertemente por un bosque de pinos y en poco tiempo divisamos el pueblo de Centenero. Diminuto, pero bien conservado.

Fuente de Santa Isabel

Praderas en el entorno de Santa Isabel. Al fondo San Juan de La Peña

Descendiendo hacia Centenero

Ya lo tenemos a la vista

Atravesamos sus escuetas callejuelas sin apena ver gente. Un hombre trabajando en un tejado, otro en un huerto, al que le preguntamos algún lugar donde tomar una cerveza, respondiendo que hay una especie de club social que solo abre en determinadas fechas, aunque dejando la puerta abierta a proporcionárnosla él mismo, a lo que nos negamos. Faltaba más… En la salida del pueblo, un merendero cubierto con una mesa y bancos y una fuente que apenas mana unas gotas, es el lugar perfecto para echar un bocado antes de proseguir.

Centenero

Merendero

La tronada ya se siente cercana, pero de momento mucho ruido y nada de agua. A partir de aquí la continuación es bastante confusa. La hierba alta y la falta de indicaciones nos obliga a estudiar el track. Nos dirigimos a la derecha del merendero, ascendiendo a una casa en ruinas, y allí encontramos de nuevo una tímida senda que poco a poco se va perfilando. Rafa descubre junto a la senda un pollo de búho o algo parecido relativamente grande. No vuela, pero rápidamente se escurre entre la maleza algo nervioso. Seguro que su madre no andaría lejos. Ya en casa, estudiamos la foto, y llegamos a la conclusión de que podría ser un Cárabo, pero cualquiera sabe.

Un cárabo???

Después del merendero subimos a la derecha a una casa arruinada y tiramos hacia el Este

Volvemos la vista atrás. Centenero

El camino va llaneando en dirección SE al principio por una zona de monte bajo, aunque luego gira decididamente al sur penetrando en un bonito pinar por el que vamos perdiendo altura. Los truenos suenan, tan pronto por la izquierda como la derecha, y vemos caer cortinas de agua en la lejanía, pero nosotros nos salvamos. Pronto vemos la carretera abajo a nuestra izquierda y más tarde el bonito puente medieval se ve a lo lejos. Aparecemos en el caserón junto a la carretera, en el mismo punto de inicio, cerrando así un círculo perfecto.

Hacia Anzánigo por un bonito bosque

Barranco de Bernués, cerca de la confluencia con el Gállego

Anzánigo. Luces de tormenta

Antes de emprender el regreso a casa, cruzamos el Gállego y vamos a conocer Anzánigo. Paseamos por el pueblo, sin apenas ver a nadie. Un pueblo muy tranquilo, de calles y espacios anchos, colgado en la margen izquierda del Gállego. Alguna gota empieza a caer, así que al coche y para casa.

Anzánigo. Chamineras

Puente medieval

Aún paramos en Murillo a tomar la consabida cerveza. Debajo de una sombrilla mientras llueve ligeramente, en un estupendo jardín con menudas vistas a Ruaba a un lado, y Riglos al otro. Sin palabras.

Imprescindible llevar un track fiable. Excepto de Malacastro a Centenero, que es un claro camino, el resto son sendas, en algún punto muy desdibujadas, y perder la ruta supone meterte en un pincharral sin solución. Por lo demás, bonita circular por estos territorios donde parece que el tiempo se detuvo hace siglos. En la cara sur de San Juan de La Peña sobreviven cuatro pueblecitos dignos de visitar, con estupendas casonas y chimeneas tronconónicas de esas que ya quedan pocas. Poca gente habita estos lugares, pero las casas se conservan bien y se usan como segundas residencias. Junto a Centenero, los pueblos de Ena, Osia, y un poco más al norte Botaya constituyen un auténtico museo etnológico en esta “Tierra de Nadie”. Volvemos a casa contentos, habiendo aprovechado un día en el que lo fácil era quedarse en el sofá. Una buena caminata de 12 km, y tan solo 600 mts de desnivel.