Rafa y yo comenzamos a andar a eso de las 6 de la mañana. Partimos del aparcamiento situado junto a la cascada de Espigantosa. La oscuridad es total, lo que ayuda a que no veamos las empinadas rampas del comienzo. Avanzamos hacia el refugio Angel Orús, donde nos esperan Manuela y Pedro, que han pasado la noche allí. Avanzamos por el tupido bosque con los frontales encendidos. De vez en cuando paramos para fotografiar alguna seta junto al camino. Poco a poco va amaneciendo, y cuando llegamos al pie de la subida final ya es completamente de día. El camino sube en interminables zig-zags, hasta que por fin salimos del bosque y ya tenemos sobre nosotros el inmenso refugio. Pronto descubrimos a Manuela en la terraza, y poco después asoma Pedro. En un momento estamos ya con ellos. Hacemos un descanso y reemprendemos los cuatro la marcha hacia el Diente de Llardana, tomando el camino que se dirige, de momento, hacia el collado de Eriste.
Cruzamos el río por una palanca. Recuerdo que antes de estar este puente, y según las épocas, era complicado el paso del río. Poco a poco nos vamos acercando a la Canal Fonda. Es aquí cuando dejamos a nuestra izquierda la ruta hacia Lago Llardaneta, collado Eriste y refugio Viados. Enfilamos hacia el norte por la Canal Fonda que esconde algún pequeño nevero evitable por las pedreras laterales. Hacemos un pequeño descanso a mitad de la canal. Retomamos la ascensión, que en ningún momento se hace excesivamente dura.
Alcanzamos por fin el collado que separa el Diente de la mole del Posets. Dejamos las mochilas bajo el enorme escarpe del diente, y nos dirigimos hacia el sur siguiendo los hitos. Primero avanzamos horizontalmente, pero luego emprendemos una fuerte subida por una especia de canalón diedro con escalones herbosos. La subida es muy sencilla, pero rapidamente se va abriendo un abismo a nuestra derecha que inevitablemente nos hace pensar en lo peligroso que sería un tropezón. Pedro lleva atada a Manuela, mientras que Rafa y yo vamos sin encordar. Llegamos a la parte superior, donde la pendiente decrece y podemos andar ya tranquilamente hasta alcanzar la corta arista que nos separa de la cima. Tan sólo una pequeña bavaresa sin dificultad antes de llegar al hito (3085 m). La caída hacia el oeste es terrorífica. Yo pienso que es extraplomo desde la cima hasta la base en el valle sur de Posets. El paisaje no es de lo más bonito. Los esquistos dan ese tono ocre que recuerda a terreno quemado. (Llardana quiere decir tierra quemada). Aún así hacia al oeste la vista del Espadas con sus estratos verticales imposibles le confieren una extraña belleza.
Al norte, en la cima del Posets se ve gente que suben y bajan. Estamos lo justo para sacar unas fotos y comenzamos el descenso, ya que aunque fácil requiere bastante atención.
Descendemos la primera parte sin problemas, y al llegar a la zona de mayor pendiente extremamos las precauciones avanzando lentamente. En poco tiempo hemos llegado al collado, donde hacemos un largo descanso. Proseguimos el descenso por la Canal Fonda. La piedra suelta no es el fuerte de Manuela, que desciende con mucho tiento y con algún que otro resbalón. Aunque perdamos algo de tiempo no importa porque vamos muy bien de hora, ya que la ascensión ha sido bastante rápida. Una vez fuera de la Canal retomamos el camino herboso y avanzamos ya rapidamente hacia el refugio.
De nuevo parada y cervecitas. El resto del descenso, de lo más relajante. Yo incluso tuve ocasión de recoger algunos robellones. Al llegar al aparcamiento, Rafa y yo nos despedimos de Manuela y Pedro, que se dirigían a Benasque. Nosotros continuamos viaje a Zaragoza.
Septiembre 2009. Manuela, Pedro, Rafa, Enrique.
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