"Pórtate bien, los duendes te vigilan" |
Cuando llegan estas fechas siempre nos gusta salir a "conocer el otoño", como dice el amigo Rafa. Es complicado que el finde elegido coincida con el esplendor máximo del colorido estacional. Aún así lo intentamos, y creo que esta vez lo conseguimos. Carli nos propone una incursión en un bosque, del que hasta ese momento no había oído nombrar. El Bosque de Pegá, una maravilla, pienso que bastante desconocida, de la Ribagorza.
La meteo no pinta muy bien, es más, se ha pegado toda la noche lloviendo, e incluso antes de salir nos sorprende un pequeño chaparrón. La visibilidad de las cumbres cercanas, nula.
Carli, Marta y yo partimos del parquin situado en lo alto del Puerto de Bonansa. Tomamos una pista pedregosa en dirección Este. Pasamos junto a unas antenas y una balsa de agua. Enseguida nos introducimos en el bosque, cruzando un pequeño torrente, dejamos un ramal de la pista a nuestra derecha. La ruta sube siempre por pista, aunque con fuerte pendiente. A ratos cae alguna gota, pero poca cosa. Enseguida comprobamos que hemos elegido el día indicado, aunque lo mejor está por llegar.
La ruta siempre hacia el Sur está flanqueada por espesos bosques. La excepción es un pequeño llano herboso rodeado de pinos, es El Clotet. Continuamos inexorablemente hacia arriba sin variar la dirección. Llegamos a un collado, ya sin vegetación arbórea, tan sólo, prado, erizones y bojes. La niebla no nos deja orientarnos, por lo que con el GPS comprobamos que estamos ya a más de 1700 mts. Con el mapa fijamos el punto, y vemos que nuestro objetivo, la cima de la Cruz de Bonansa está muy cerca a nuestra izquierda. No había nombrado este objetivo, porque para nosotros lo primordial era "conocer el otoño", pero ya se sabe que luego alguno por ahí preguntaría, "y, ¿no habéis hecho ninguna cima? Enseguida divisamos el vértice geodésico, alcanzándolo de inmediato.
Foto, y para abajo, que no está el día para muchos descansos. Empieza a gotear ligeramente. Descendemos de nuevo al collado y volvemos por el mismo itinerario hasta El Clotet, donde buscamos una pista que sale a la izquierda. Esta zona es un poco herbosa, pero intuimos unas rodadas en la hierba que rápidamente dejan paso a una pista tapizada de hojas. Estamos ya en el bosque de Pegá. Una preciosidad, multitud de hayas en su plenitud otoñal. La ruta está completamente cubierta de hojas, y por si fuera poco la lluvia ya se ha presentado con todos los honores. Si queríamos ver el otoño, desde luego lo hemos encontrado.
La ruta siempre hacia el Sur está flanqueada por espesos bosques. La excepción es un pequeño llano herboso rodeado de pinos, es El Clotet. Continuamos inexorablemente hacia arriba sin variar la dirección. Llegamos a un collado, ya sin vegetación arbórea, tan sólo, prado, erizones y bojes. La niebla no nos deja orientarnos, por lo que con el GPS comprobamos que estamos ya a más de 1700 mts. Con el mapa fijamos el punto, y vemos que nuestro objetivo, la cima de la Cruz de Bonansa está muy cerca a nuestra izquierda. No había nombrado este objetivo, porque para nosotros lo primordial era "conocer el otoño", pero ya se sabe que luego alguno por ahí preguntaría, "y, ¿no habéis hecho ninguna cima? Enseguida divisamos el vértice geodésico, alcanzándolo de inmediato.
Cruz de Bonansa (1765 mts) |
Foto, y para abajo, que no está el día para muchos descansos. Empieza a gotear ligeramente. Descendemos de nuevo al collado y volvemos por el mismo itinerario hasta El Clotet, donde buscamos una pista que sale a la izquierda. Esta zona es un poco herbosa, pero intuimos unas rodadas en la hierba que rápidamente dejan paso a una pista tapizada de hojas. Estamos ya en el bosque de Pegá. Una preciosidad, multitud de hayas en su plenitud otoñal. La ruta está completamente cubierta de hojas, y por si fuera poco la lluvia ya se ha presentado con todos los honores. Si queríamos ver el otoño, desde luego lo hemos encontrado.
Ya poco que contar, tan solo ver y disfrutar. La pista desciende con fuerza hacia el norte hasta una bifurcación a la izquierda que nos hubiera acercado a la Borda y mirador de Ansuilo (5 minutos). Llueve a chuzos y no está la cosa para miradores. Seguimos descendiendo y alcanzamos un pequeño refugio con un letrero en la puerta que reza: "Pórtate bien, los duendes te vigilan". Mensaje muy apropiado por el lugar, el ambiente y la meteorología. La cabaña está muy descuidada por dentro.
Una señal indica 40 minutos hasta el coche TODAVÍA. Jarrea con intensidad y ya vamos bastante empapados. De pronto, como una alucinación, aparece un personaje con un paraguas y una cesta para setas con tan solo una. Le comentamos que era una pena el día que había salido, y nos contestó que si queremos disfrutar del bosque ha de ser con lluvia, y a lo mejor tenía razón.
Una señal indica 40 minutos hasta el coche TODAVÍA. Jarrea con intensidad y ya vamos bastante empapados. De pronto, como una alucinación, aparece un personaje con un paraguas y una cesta para setas con tan solo una. Le comentamos que era una pena el día que había salido, y nos contestó que si queremos disfrutar del bosque ha de ser con lluvia, y a lo mejor tenía razón.
Zoom hacia la aldea de Alins |
Por fin llegamos al coche, donde nos cambiamos de ropa y nos dirigimos hasta el cercano Bonansa donde me tomé una cerveza y mis dos acompañantes unos cortados. Se ve que estaban algo destempladillos. Una maravilla de circular, donde el bosque es el protagonista, y la ascensión una mera anécdota.
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