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Mallo Brocoló, desde Riguala |
Recorriendo la carretera que discurre por el valle del
Isábena hacia el norte, pasado Roda nos encontramos a la derecha una formación
rocosa que se desgaja de la Sierra de Sis. El Mallo Brocoló. Es una
montaña de conglomerados con elegantes paredes . Hace dos años, con Carli, hice
una bonita excursión por la Sierra de
Sis, hasta ese momento desconocida para mí. Me quedé con ganas de ascender ese
mallo, pero la excursión de entonces ya era bastante larga de por sí. Ahora ha
llegado el momento.
Llegamos a la aldea de Riguala, Kuka, Marta y yo, después
de recorrer una estrecha carretera asfaltada que sale a la derecha pasado Serraduy
en dirección norte. Como la otra vez que estuve aquí, un puñado de perros parecen
estar en un concurso de ladridos, que casi te animan a no salir del coche.
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Riguala, a los pies del Mallo Brocoló |
La
idea es realizar una circular que incluye la ascensión al mallo. Ascenderemos
por el barranco de l’Arquero y descenderemos por el Coll del Vent. La primera
parte de la ruta no la tenemos muy clara, así que hemos descargado un track
para no tener problemas. Empezamos descendiendo por un camino bastante
machacado en busca del barranco. Cuando llevamos ya un rato, consultamos el
track y vemos que hemos perdido la ruta, que ha quedado más a la derecha. Así,
que abandonamos la ruta y comenzamos a ascender en busca del camino. Nos
encontramos con algunas plantaciones truferas que están valladas, lo que nos
obliga a ir improvisando sobre la marcha. Por fin encontramos el sendero que va
ascendiendo suavemente hacia el collado de Carraduno, punto clave de la
excursión. El itinerario recorre el Valle de l’Arquero en dirección E. Toda la
subida en sombra, con un tapiz de escarcha. A ambos lados del barranco sendos
paredones de conglomerados. La ascensión se hace muy agradable con un camino
perfectamente trazado, que imagino datará de tiempos inmemoriales. Algunos
tramos dejan ver el empedrado y en alguna revuelta del camino, una muralla ciclópea
ayuda a tomar altura.
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Por fin encontramos el sendero. Al fondo, el Mallo |
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Barranco de l'Arquero. Mirando hacia atrás |
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Algunos tramos están construidos piedra a piedra |
Alcanzamos el collado de Carraduno, donde recibimos la
caricia del sol. Por este collado pasa el GR18, que recorre casi 140 km desde Fonz hasta
Aneto, y en esta parte es común a la cabañera utilizada por el ganado trashumante. Ahora iremos hacia el Malló Brocoló, para lo cual tomamos un tímido
sendero en dirección sur. Rápidamente nos incorporamos a la parte superior del
mallo, por su único punto débil, que es esta ladera. A la izquierda queda el
esbelto Tozal de Moros. Ahora avanzamos por terreno con bastante vegetación
hacia el oeste, hasta que un buen precipicio se abre al norte, sur y oeste.
Estamos en la cima.
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Collado de Carraduno. A la izquierda, el Mallo |
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Vista al Sureste. Coll del Vent, detrás de la Torre de los Moros |
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Buitre Leonado sobre la Torre de los Moros |
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Llegando a la cima (1625 mts) |
Sacamos un buen montón de fotos, ya que el panorama es muy amplio en todas direcciones, y volvemos por el mismo
itinerario hasta el collado. Ahora tomamos el GR, cuyo primer tramo es
realmente vertical y obliga a tener cuidado. Posteriormente el itinerario
discurre bajo los extraplomos de la muralla del Tozal de los Moros. Esta parte
es realmente espectacular.
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Murallas orientales de la Sierra de Sis |
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Descendiendo del collado Carraduno por el GR18 |
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Bajo los extraplomos |
El sendero acaba en una pista que proviene del
cercano Coll del Vent, donde paramos a comer el bocata. Nos queda la última
parte, recorrer la pista que desciende hasta Riguala. La primera parte baja junto a la muralla sur, y posteriormente avanza hacia la aldea por un precioso bosque de robles. Bonito final de esta matinal con todo el sabor de la media montaña.
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Recuerdo, con la Torre de los Moros al fondo |
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Balsas, en el Coll del Vent, con Cotiella y Turbón detrás |
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Robledal |
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Riguala. Perro ladrador, poco mordedor |
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Corona de Rey |
Una bonita circular rodeando y ascendiendo el Mallo Brocoló, magnífica atalaya sobre el valle del Isábena. Una ruta con historia. Si, efectivamente, no hay románico ni gótico en esta excursión, pero sí una historia de cientos de personas que habitaron estos parajes hace muchos años. Construyeron caminos empedrados, y no sólo eso, sino que los cuidaron con esmero, ya que cualquier rotura significaba una inmediata degradación de la ruta por la que transitaban miles de cabezas de ganado cada temporada. Una cultura pastoril prácticamente desaparecida. Y eso también es historia
8 diciembre 2019. Kuka, Marta, Enrique
Hola.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con tu comentario final. Estos caminos de herradura, era muy importantes en aquella época, tanto para el transito de la caballerizas y como lazo de unión entre las poblaciones.
Está zona, tan solo la he visitado en una ocasión, recuerdo la circular que hicisteis y está, aunque más sencilla, también es muy chulo, con una gran diversidad de paisajes, además de una buenas vistas.
Tomo nota. Saludos
Hola Eduardo.
EliminarParte de la ruta es común a la Cañada Real usada en la trashumancia. Es una zona alejada y solitaria, pero con mucho encanto.
Un saludo