¿Una ferrata para terminar el año montañero? orientada al sur, soleada, buen acceso ... no lo pensamos más, nos vamos a la de Foradada del Toscar que con sus placas orientadas al sur nos ofrecerá una ascensión soleada en estos días desapacibles de final de Diciembre.
Nos reunimos en Campo con Maria José y Jose Mari para tomar un buen almuerzo en previsión que la jornada se haga larga. La aproximación es sencilla porque, poco después de pasar Foradada camino de Ainsa, hay un monumento de lanzas a la izquierda de la carretera, casi enfrente de la pista que sube a la ferrata. Recomendable dejar el coche allí mismo, los 15 minutos de ascenso sirven para calentar.
El comienzo es muy vertical, ligeramente desplomado, se trata de subir un mallo muy erguido y, casi al final, rodearlo en travesía aérea par adentrarnos en una canal.
La canal se puede subir fácilmente tanto por las grapas como haciendo oposición, estrechándose cada vez más hasta la salida de la chimenea. Allí arriba se abre de nuevo el panorama y vemos la continuación por placas verticales y aéreas. Mis compañeros se están iniciando en las ferratas y, por precaución, vamos encordados, aconsejados por la lectura de algún blog. Hay que reconocer que responden estupendamente, sobre todo Jose Mari que demuestra un fino sentido del equilibrio. Sigue la ferrata con tendencia diagonal, se bordea un espolón sobre una traviesa de tren que hace de pasarela y pronto aparece el puente tibetano, corto pero con una entrada dificultosa, haciendo equilibrios para pasar por debajo de las sirgas pasamanos y enganchar los mosquetones a la sirga de seguridad. Lo peor es la salida, el cable de apoyo de pies queda lejos de la pared, y en ésta, la primera grapa demasiado alta, se diría que falta material ¿será por darle emoción? con todo el follón que supone el hecho de ir encordados, no se nos ocurrió hacer fotos.
La verticalidad de las placas, ligeramente desplomadas a tramos, queda compensada por su orientación soleada en este día gélido. No queremos ni pensar cómo se estará aquí un mediodía de Agosto.
Y por fin, tras un breve rodeo, fácil después de los patios anteriores, coronamos la primera parte de la ferrata, una cima estrecha con vistas espectaculares.
A partir de aquí vuelven las dificultades porque se inicia un descenso con las grapas un tanto alejadas que siguen en travesía con la impresión que falta algún apoyo. Ya pronto la sensación de dificultad disminuye, se inicia una travesía por estrechas cornisas que llevan hasta un puente metálico donde falta el primer peldaño y se pasa poniendo los pies en los cables laterales.
A partir del puente la dificultad decrece considerablemente, sigue habiendo cable de vida pero casi es innecesario. Alguna trepada entre árboles y llegamos al escape de la ferrata. Hemos leído en otros blogs que el resto no tiene interés especial y decidimos bajar. Bueno, es la excusa que nos ponemos, poque lo cierto es que se está haciendo tarde y anocheche muy pronto. No queremos terminar otra ferrata a oscuras ...
El descenso resulta expuesto y duro, barranqueras inestables. pedregosas e inclinadas. En algunos tramos hay cuerdas para asegurar el descenso, debería haber más. Con mucho cuidado con la caída de piedras (casco imprescindible) y con todas las precauciones debidas, poco a poco llegamos al inicio de la ferrata, acabando el día como lo hemos empezado, en Campo con un buen café entre amigos.
29 Diciembre 2014. Josemari, Mª José, Rafa