Decidido, en Huesca tomamos carretera a Jaca, Borau y terminamos en la verja metálica donde acaba la carreterita del Valle de Aísa. Bajamos al circo, cruzamos los torrentes con más o menos dificultad, pues con el deshielo bajan muy crecidos, saliendo dirección NE hacia el collado de la Magdalena. Vamos monte a través, no tenemos reseñas ni tampoco muy claro donde ir ... al poco vemos las sendas que confluyen en el GR.11.1 pasando por la cabaña de Rigüelo, muy buen refugio en caso de mal tiempo, pues está muy limpia y en una pequeña alacena encontramos latas de judías y sobres de crema de verduras.
Ya divisamos el Rigüelo con su arista W, una escalada clásica de nivel AD+/IV. Este pico cierra el collado de la Magdalena por el norte, al cual llegamos en suave pendiente por laderas con más nieve.
Superado el collado, contraste del verdor de la vertiente de Aísa con el paisaje cada vez más blanco de la vertiente de Canfranc. Un poco más abajo, muy cerca el refugio militar Lopez Huici.
Llegados a este punto la nieve empieza a estar pesada y no es cómodo abrir huella. Los que no tienen ninguna dificultad para corretear son la manada de sarrios, muy tranquilos en estos solitarios parajes donde no hemos visto a nadie, ni veremos en todo el día. Montañas solitarias enteramente para nosotros, día perfecto.
Desde aquí el Rigüelo es el pico más cercano y presenta una canal tentadora que parece llegar hasta la cima, con poco inclinación. Ya sabemos que desde abajo todo se ve más fácil, pero la cercanía es argumento decisivo y nos dirigimos hacia el gran cono de deyección, muy cubierto de nieve, que conduce a la base de la canal.
Nos equipamos y sin saber muy bien si eso es una ruta o no, cramponeamos el cono.
La nieve está blanda, tal vez demasiado, pero la huella se deja pisar con facilidad. La inclinación aumenta conforme llegamos al vértice del cono, tal vez 45º a 50º, pero siempre con facilidad. Al llegar a la base de las rocas, subimos unos metros en mixto por si el corredor continúa, pero aparece una arista rocosa y fácil. Recogemos crampones y piolet sintiendo la cima ya muy cerca. Una arista fácil parece subir directamente a la cima, que imaginamos muy cerca. Comenzamos y pronto comprendemos por qué no me suena este pico de verlo por las reseñas de internet. La roca está muy descompuesta, las piedras se caen de sólo mirarlas y si intentamos pasar a la nieve, la capa fluida sobre pendientes herbosas o con gravilla ofrece más inseguridad todavía. Subimos despacio y con mucho cuidado de no tirar piedras, a pesar de las precauciones, a Javi le cae una en el muslo sin más consecuencias. Casco imprescindible.
La arista termina en una pequeña brecha a 2275 mts, algo aérea y se estrecha hacia la derecha, comienzo a trepar pero enseguida me doy cuenta que la cumbre está a la izquierda (2299 mts) y ese filo conduce a la antecima oriental (2288 mts). Por alguna placa más o menos inclinada pero fácil, alcanzamos la cimaLas vistas dominan los valles de Aísa y Canfranc, la divisoria de Candanchú al Norte. Collarada cerrando el Este y amplio panorama hacia el Oeste.
Zoom al pico y Mallo de Lecherin. En el pico es bien visible el corredor Sur, ascendido hace unos años con Quique y Pedro. El Mallo también lo ascendimos por la Chimenea Faus, su vía normal, esa vez sólo con Quique.
El macizo de Collarada cierra el panorama por el Este
Después de las fotos preparamos el descenso, que visto desde arriba tiene aspecto más tieso que cuando lo veíamos desde la aproximación. Como llevamos equipo suficiente y vamos bien de tiempo, decidimos montar unos rápeles, que aunque nos hacen perder tiempo con las maniobras de lanzar, desenredar, recoger, volver a lanzar, bajar, vuelta a empezar ... nos dejan descender relajados y con seguridad. Con una sóla cuerda de 50 mts tendremos que montar unos cuantos; por si acaso no lleváramos lazos suficientes, en alguno pasamos la cuerda directamente por algún bloque, pero la recuperación posterior nos obliga a tirar y tirar de la cuerda debido a la fricción.
Y en el último rápel pasa lo que tiene que pasar, por más que tiro de la cuerda no hay manera de recuperarla, tengo que volver a subir hasta la reunión y ver cómo ha quedado encajada en una grieta. Escarmentado, monto uno con anillo y maillón. Para este último rápel hemos tenido la precaución de ponernos antes los crampones y sacar el piolet, pues ya terminamos en la parte superior del cono.
Ahora tenemos que seguir bajando con precaución, la nieve a estas horas está muy transformada y desprendemos placas que se deslizan pesadamente, regalándonos un espectáculo de belleza plástica. Siguiendo huellas de sarrio, volvemos al collado de la Magdalena.
Pasado el collado, al descender un repecho, nos topamos de bruces con la manada de sarrios de esta mañana, ellos tan sorprendidos como nosotros. Se nota que el viento soplaba ascendente y no nos han podido olfatear a tiempo. Muchos sarrios y ni una única persona en todo el día.
Con las nubes cada vez más bajas y más cercanas, llegamos otra vez a la cabaña de Rigüelo pero ahora tomamos correctamente la senda y nos devuelve al circo por mejor terreno que el de la ida.
1 Mayo 2014. Javi, Rafa