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Arista Sur del Aneto |
La
arista Sur del Aneto es una vía alternativa a las saturadas rutas normales. Es una escalada
catalogada PD+ de poco más de 200 mts en un ambiente alpino que permite alcanzar la cumbre más alta del Pirineo.
Comenzamos a caminar en el refugio de Ballibierna, a 1950 mts.
Son las 6:15 h. y nos tenemos que ayudar
de los frontales. Hemos llegado hasta aquí en el bus que parte de Senarta ya que la pista en esta época de verano está
restringida a la circulación. Nos
acompaña Fernán, aunque muy
brevemente ya que él tiene como meta el
Pico Aragüells (3037 mts).
En el desvío hacia el valle de Coronas
nos despedimos, siguiendo nosotros
hacia Llosas. La ruta es muy
clara hasta el lago de Llosas, donde llegamos a las 8 h. Dejamos el ibón a la
derecha y nos elevamos sobre él en dirección O. hasta el torrente donde hacemos un primer y corto descanso. En el trayecto hasta
aquí ya hemos podido divisar los gigantes de la zona: Ballibierna, Russell, Cresta de Tempestades y
Aneto. Ahora tenemos justo enfrente el arranque de la cresta de Llosas con sus esbeltas agujas.
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Lago de Llosas |
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Agujas de Llosas: Argarot, Tchihatcheff y Franqueville, anteriormente escaladas con Pedro |
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Cara Sur de Aneto y Brecha Tempestades |
Un
fuerte ascenso para superar el escarpe que aloja el ibón nos deposita sobre un
valle suave y sorprendentemente herboso.
A nuestra izquierda siempre la cresta de Llosas, y enfrente la muralla Sur del
Aneto y nuestra modesta arista. Poco a poco los bloques de granito van
sustituyendo a la hierba, pero el ascenso es fluido siguiendo siempre los
mojones.
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La niebla que no acaba de levantar nos convence que las previsiones meteorológicas de "bellísimo día soleado" no han acertado. |
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Hacia el sur, Pico Ballibierna |
Conforme
nos acercamos a la arista los bloques se van haciendo enormes y la progresión
empieza a ser muy lenta. Al mismo tiempo los mojones han desaparecido. Nos
encontramos en un zócalo elevado sobre nuestra derecha, donde poco a poco la
enorme morrena de la Pequeña Edad del Hielo (siglos XV a XVII) va quedando muy por debajo.
Picos de Russell, tras la niebla
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Nos encordamos al pie de la arista Sur. |
La
arista comienza en dirección norte y enseguida va girando hacia el oeste. Es en
este cambio de dirección donde debemos incorporarnos a ella. Nos detenemos,
comemos algo, y nos encordamos. Estamos más o menos a 3100 mts.
Los mojones hace rato que han desaparecido, pero aún así pienso que la ruta
comienza en este punto.
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Tras escalar dos gendarmes descendemos al verdadero pie de vía |
Comenzamos
la escalada, Rafa de primero y luego Marta y yo. Atacamos un gendarme por el
filo que ofrece un buen patio hacia la izquierda. En frío y con las manos
congeladas…Otro nuevo gendarme, igualmente por el filo, pero ya con mayor
caída. La verdad es que no recordaba un arranque así, aunque ya han pasado 16
años desde que hice esta escalada con Pedro. Menos mal que por lo menos a la
izquierda estamos todavía cerca del zócalo, y es allí junto a unas lajas
blancas donde vemos un mojón. Ahí estaba el arranque de la vía, a 3165 mts según las guías. Vaya fallo. Destrepamos con cuidado y alcanzamos la
verdadera ruta. Ahora ya todo se vuelve más fácil, al tiempo que nuestras manos
ya han entrado en calor. La niebla echa jirones vuela por encima de nosotros.
El ambiente, muy alpino.
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Rafa abriendo vía |
Ahora
vamos escalando con más fluidez. Rafa, siempre de primero, nos hace algunos
seguros estáticos, aunque la mayor parte del tiempo vamos en ensamble. A nuestra derecha se va
abriendo un canalón que nos permitiría ascender por él obviando la escalada, cosa
que no hacemos pues la roca es francamente buena y nos hace sentir más seguros.
Por este canalón terroso y descompuesto, llamado curiosamente "La Canalsita", caen algunas piedras que nos reafirman en la idea de seguir de frente a la Escudier, como así hacemos con roca excelente superando un último largo de IIIº.
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Ultimo largo de IIIº |
Por fin, una última trepada nos deja en la cima de la Aguja Escudier (3315 mts) desde donde divisamos relativamente cerca la cima del Aneto y el Paso de Mahoma lleno de gente: se nos acaba la sensación de soledad y de tener la montaña sólo para nosotros.
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Aguja Escudier (3315 mts) |
Las nubes vienen y van pero cada vez más cerca, por encima y por debajo de nosotros, amenazan con cubrir toda la panorámica. Las nubes han reducido considerablemente la visibilidad a nuestro alrededor, tan sólo la cercana cumbre del Aneto permanece limpia.
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La cima del Aneto, ya muy cerca |
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Corredor Estasen. Punta Oliveras al fondo |
A nuestros pies apenas
divisamos alguno de los ibones de Coronas y poco más. El Aragüells, donde imaginamos a Fernán, sigue invisible. Continuamos en descenso
hasta la brecha donde desemboca La Canalsita. Enfrente, un gendarme que escalamos por el filo, descendiendo a la siguiente brecha donde desemboca el corredor Estasen, triste sin nieve. Otro nuevo gendarme lo dejamos a
la izquierda y alcanzamos poco después la Aguja Daviu (3350 mts) de roca negruzca y más descompuesta.
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Aguja Daviu (3350 mts) |
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Llegando al Aneto, Agujas Daviu y Escudier al fondo |
Sin detenernos, una corta ladera triturada nos deja en la cúspide del Pirineo, Aneto (3404 mts). Nos ha costado una eternidad. Son las 14 h, y nuestro plan de descender y coger el último bus de vuelta, a las 18 h se desvanece. Decidimos dejar para mejor ocasión la ascensión a la Espalda, que Marta no ha efectuado todavía y decidimos el descenso por la ruta normal de La Renclusa
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Aneto (3404 mts) |
En
la cima, sorprendentemente nadie, tan sólo nos cruzamos con un montañero tachatresmiles que va
corriendo de cima en cima coleccionando todo lo que puede, y vemos hacia
la Espalda del Aneto y entre la niebla, otros dos escaladores que culminan la Arista
Norte. Emprendemos
el descenso y, justo en el paso de Mahoma, un guía que acompaña a un numeroso
grupo termina de instalar una cuerda fija, y amablemente nos invita a asegurarnos.
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Paso de Mahoma |
Rápidamente llegamos a la altura de la Punta Oliveras-Arenas y mientras Rafa nos espera haciendo fotos, acompaño a Marta a esta modesta pero histórica cumbre por donde discurre la Vía de los Descalzos al Aneto.
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Entre la niebla y la nieve |
La vista hacia las agujas que acabamos de hacer es impresionante y la roca descarnada estos pocos meses al año parece desear que llegue pronto el invierno y renueve todo de blanco
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Llegando a Punta Oliveras |
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Glaciar y lagos de Coronas |
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Desde Punta Oliveras, Cresta del Medio y Maladeta Oriental |
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Punta Oliveras (3298 mts) |
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Collado y pico de Coronas |
Descendemos
de la cumbre y nos calzamos los crampones al entrar al glaciar, siguiendo la traza. Pensamos que es tarde, pero aún nos cruzamos con montañeros que suben. Iniciamos el largo descenso divisando muy a lo lejos y entre la niebla la cresta de los Portillones.
Las nubes siguen cerrando el cerco sobre el glaciar del Aneto
Este verano el glaciar conserva una buena capa de nieve que protegerá el hielo fósil y retrasará un poco la inexorable desaparición de este glaciar que hace 120 años ocupaba 690 hectáreas y hoy, apenas conserva 90. ¿cuánta vida le puede quedar?
Al
salir del glaciar, en la zona de nieve y canchales, perdemos la huella. Nos adelantan la pareja de franceses que había escalado la
cara norte de la Espalda. Vamos siguiéndoles ya que la niebla oculta la cresta
y el paso hacia el Portillón Superior. Perdidos, nos ponemos todos a dar vueltas buscando el paso; en un momento dado,
piensan que hemos descendido demasiado y volvemos hacia arriba. Lo que faltaba, cansados de andar todo el día cargando piolet, crampones, cuerda y material de escalada.
La visibilidad es nula, nos
detenemos, una consulta al altímetro indica 3000 mts
y el Portillón se encuentra a 2850 mts, hemos subido demasiado.
En ese momento se abre la niebla y nos damos cuenta que casi estamos en el Collado Maldito, mucho más altos de lo que deberíamos. Hemos perdido más de 30
minutos. Aprovechamos esta ventana para retomar la línea de mojones que nos
llevan a un nevero con huella y damos vista ya al Portillón.
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La niebla se disipa un momento y retomamos la senda del Portillón
La canaleta del Portillón superior frente a nosotros |
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Picos Salvaguardia y La Mina, en primer plano ibon inferior de Paderna |
El
resto del descenso no tiene mayor historia. Tan sólo recordar el interminable,
tedioso y pedregoso itinerario que nos ha de llevar al refugio de la Renclusa. Piedras, piedras y más piedras, no precisamente guijarros, sino bloques de granito de varias toneladas.
A
mitad de camino hacemos un pequeño descanso y nos alcanza el grupo con el que
nos habíamos cruzado en el paso de Mahoma. A partir de aquí, por lo menos en
compañía, el resto del descenso se hizo más llevadero.
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Refugio de la Renclusa |
Llegamos
a la Besurta a las 20h, tras 14 horas de marcha, 1600 mts de desnivel acumulado y un peso en la mochila nada desdeñable. Aún
tuvimos que esperar más de media hora la llegada del autobús, silenciosos y estoicos, observando con curiosidad el circo variopinto de las gentes que suben al Aneto.
14 Agosto 2014. Marta, Rafa y Enrique