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Tendeñera, desde el Toronzué |
Casi al final de este seco invierno el Pirineo ha recibido unas copiosas nevadas. El peligro de aludes es fuerte, así que nos dirigiremos a una zona poco conflictiva, el Puerto de Cotefablo, en la divisoria de las comarcas Alto Gállego y Sobrarbe. El aparcamiento casi está lleno cuando llegamos, pues tampoco hemos madrugado demasiado. La nieve, ya en el aparcamiento es abundante. Rafa, Fernán y yo salimos en dirección oeste por una pista muy pisada, obviando el camino balizado que se interna en el bosque y que no tiene ni una huella. Así que daremos un buen rodeo para alcanzar la divisoria (encima del túnel), pero por lo menos tenemos la huella. En lo alto del cordal, abandonamos la ruta al Pelopín y nos dirigimos a la derecha (N) subiendo y bajando algunas pequeñas lomas por nieve bastante blanda, que ya nos da una idea de lo que nos vamos a encontrar. La huella principal se fue a la izquierda, al Pelopín, pero aún “disfrutamos” de una buena traza. En esas estamos cuando nos adelanta una pareja, uno de los cuales lleva una enorme bulto a la espalda, pero no es mochila, sino un maletón. Como somos muy curiosos, les preguntamos a dónde iban y resultó ser que estaban haciando un estudio de la evolución de la vegetación en medios innivados, y la maleta contenía un dron. ¡Qué curiosos somos! Cruzamos bajo la línea de alta tensión y ya enseguida abandonamos la pista y subimos una fuerte ladera con bojes.
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Parquin de Cotebablo |
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Comenzamos la marcha hacia la divisoria |
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Ascendemos por Pista |
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Desde la divisoria. Valle de Linas de Broto |
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La pista va llaneando y apenas ganamos altura |
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Pasaremos bajo la línea de alta tensión. Los investigadores y la extraña maleta |
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Mallo Las Blancas, Tendeñera, y en primer término Toronzué |
La nieve caída ha quedado hueca entre los arbustos, y aunque seguimos la huella, nos hundimos bastante, incluso con las raquetas. La progresión se hace penosa, el sol calienta toda esta ladera sur y la nieve está muy blanda. Dejamos atrás la fuerte subida y desembocamos en una parte llana con una alambrada que sigue hacia arriba, y una pequeña cabaña de piedras que usamos para abandonar nuestros piolets y crampones y deshacernos así de un peso inútil. Llevamos ya dos horas de marcha y nos queda la tira, unos 500 mts de ascensión todavía. Alguno dice esa famosa frase de “merece la pena seguir ? “
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Al fondo, Pelopín |
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Abrigo pastoril. Descanso obligatorio |
Bueno, descansamos un poco, echamos un bocado, y
decidimos continuar sin más pretensión que seguir subiendo hasta que el cuerpo
aguante. Curiosamente, después de eliminar el lastre, la nieve ofrece un estado
mucho mejor, haciendo que la progresión sea más llevadera. Alcanzamos una cota
intermedia, el Tozal de las Planas, donde nos cruzamos con una esquiadora que
desciende desde la cima del Toronzué. Avanzamos mucho mejor de lo previsto,
siempre siguiendo la huella junto a la alambrada, hasta que esta desaparece y la
pendiente se acentúa. Entonces, la traza realiza unas cuantas zetas y nos
coloca al pie de la subida final. Tras 4 horas alcanzamos la cumbre del
Toronzué. |
Toronzué, todavía muy lejano |
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Una de las prominencias la rebasamos flanqueando por la izquierda |
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La alambrada nos acompaña un buen trecho de la ascensión |
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Atrás queda el Tozal de las Planas. Y más allá el cordal Pelopín-Erata |
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Toronzué (2263 mts). Al fondo Pico Otal |
El panorama desde la cima es enorme, pero sobre todo, es un mirador fantástico sobre la cara sur de la sierra de Tendeñera. Tenemos enfrente Sabocos, Mallo Las Blancas, Tendeñera, Otal, completamente nevados, y por cuyos acantilados sur se precipitan avalanchas constantemente. Fernán y yo ya estuvimos aquí hace años, pero había mucha niebla y no vimos absolutamente nada, así es que como si fuera la primera vez que pisamos esta cima. |
Otal y Tres Sorores |
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Tendeñera |
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Por detrás del Monte Bachesango, aparece Telera, y a la derecha de la foto Sabocos |
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Zoom a Gabietous y Taillón |
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Zoom a las Tres Sorores |
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Cotiella y Peña Montañesa |
Estamos bastante cansados, ya que el calor y esta nieve blanda nos ha hecho tener que emplearnos a fondo. Ahora veremos como está la bajada. Los 400 mts de descenso directo hasta la pequeña cabaña donde guardamos el material son una maravilla, casi como si fuéramos esquiando, deslizando las raquetas sin apenas esfuerzo. A partir de aquí ya la cosa cambia, primero por un infame descenso entre los bojes, otra vez, y luego, ya en la pista, ese sube y baja, en el que parece que estás siempre a la misma altura. Por fin llegamos al collado y al letrero que indica las rutas a Pelopín y Toronzué. |
Descendemos hacia el parquin. Por lo menos, ya a la sombra |
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Llegando al parquin. Ya no queda más que nuestro coche |
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Después del esfuerzo siempre hay una recompensa |
13 Marzo 2024. Rafa, Fernán, Enrique