Filósofos, navegantes, físicos, alpinistas, astrónomos, exploradores, ascetas, escaladores... todos han sentido el vacío como un elemento integrador en la concepción holística del universo
Es fácil recordar datos cuantitativos como nombres de picos, altitudes, desniveles, orientaciones, acotaciones geográficas, coordenadas GPS, grados de dificultad en diferentes escalas ... nos sobran mediciones y este blog es sólo para guardar pequeños detalles que sirvan para pulsar el nodo neuronal que dispara en nuestro cerebro evocaciones, recuerdos, sensaciones, sugerencias y demás impresiones cualitativas
El despertador suena a las 4:30 y nos levantamos rápido, tenemos que salir de Zaragoza dirección frontera del Portalet sin perder tiempo porque la meteo anuncia tormentas a la hora del café, pero ¿la del café en España o en Francia? una vez más, tendremos que correr, por si acaso, pues una vez metidos en la larga arista prácticamente no hay posibilidad de retirada.
Olivier ha llegado de París para intentar juntos una clásica: el Petit Pic d'Ossau por la arista de Peyreget, escalada alpina de 600 mts con dificultad máxima AD (III+), siempre que vayas por donde debes ir, pues es fácil complicarse al menor descuido. A nosotros nos costó desde el coche a la cima del Petit Pic, 5h45 incluyendo paradas, café en el refugio de Pombie, fotos, embarques, vueltas, revueltas y tal. Una vez en la cima, pretendíamos seguir al Grand Pic, pero la amenaza de tormentas nos aconsejó retornar por la misma arista, tardando otras 4 horas en llegar al refugio, con sus destrepes, rápeles, vueltas, revueltas y nuevos embarques.
A la izquierda se recorta la arista de Peyreget. La Fourche separa el Petit del Grand Pic
De material, cordinos, cintajos, mosquetones. Únicamente utilicé un friend para montar una reunión en un embarque. No llevé pies de gato ni los eché en falta. La roca es una andesita excelente, de textura parecida al granito.
Chimeneas de la cara Oeste
Con estos preparativos, nos encontramos al amanecer en el parking de Aneou (1730 mts), en una hora más o menos llegamos al refugio (2032 mts), tomamos un café que nos sabe buenísimo, rodeamos el lago de Pombie y continuamos al col del Peyreget (2270 mts) al que llegamos a las 9:00 pasando por los laguitos semihelados del mismo nombre.
Cogemos un sendero muy bien marcado por las laderas herbosas de la vertiente Oeste, sombría a estas horas, más arriba superamos barras rocosas y las últimas chimeneas de acceso a la cresta, a la que llegamos a las 9:38, al pie de la Pointe Emmanuelle, reconocible por su reunión en el pitón cimero. Vamos sueltos y rápidos, a pesar del peso. Dificultades PD+, algún III, pero sin sensación aérea.
Alcanzada la cresta, los hitos indican que hay que bajar y nos parece que demasiado, así que preferimos seguir la cresta por la Izqda. flanqueando gendarmes y espolones con cierta dificultad y ambiente de vacío bajo nuestros pies.
Ya en arista vemos el ambiente que nos espera
Intentamos no perder altura
La pared se hace más vertical y Llegamos a un punto en el que me parece que ya la hemos liado, porque se ve chungo ¿nos hemos metido en la ruta hacia Flammes de Pierre? estamos bajo una brecha. En la pared veo un cintajo y, sin mucha convicción, trepo para asomarme (vamos aún desencordados). Subo a la brecha (III aéreo) cruzo y encuentro un gran hito indicando hacia la soleada vertiente Este. Destrepo, nos encordamos, vuelvo a subir y monto reunión. Hemos salido bastante más arriba de lo que indica la vía normal, pero de esto me di cuenta más tarde.
Caos de bloques
Perdidos en la cara Oeste, buscamos la salida hacia la Este
Saliendo a la brechita donde encontaríamos el hito
Reunión en la brechita
Pasamos al otro lado, estamos en la parte superior de un corredor pedregoso, terreno un tanto suelto pero fácil. Como la referencia de Pedro (que había escalado la cresta unos días antes) es sortear las dificultades unos pocos mts por debajo del filo, comenzamos a flanquear un gendarme sin perder altura.
La brechita donde cruzamos para continuar por las placas superiores (Foto tomada en el descenso)
No tengo ni idea de donde estoy, veo algún hito por aquí y por allá ... hasta llegar a una placa que supongo debe ser la Diagonal. Me meto directamente, comprobando pronto que es un III aéreo, de PD nada, ya la he liado otra vez. Hago reunión con un friend en una fisura, recupero a Olivier que sigue ascendiendo hasta superar la placa. Después voy yo y me sorprendo de los pasos aéreos que le ha tocado superar.
Hacia el circo rocoso
Ya por terreno más fácil (I, PD) llegamos a otra brecha con nieve, un poco más arriba reconocemos la verdadera Placa Diagonal, que, efectivamente, es un PD+. Superada fácil, entramos en el circo rocoso, que así le llama la reseña, encadenamos una sucesión de gradas y resaltes (II, III sin demasiado patio). Ya estamos en la base de la pirámide final. Traspasamos una brechita señalada con un hito para, destrepando unos metros, llegar al pie de la última chimenea de 50 mts, la que indican las reseñas como III+.
La última chimenea
Comienzo a subir con la tranquilidad de escalar por terreno reconocible, me parece segura y divertida después de los embarques por donde nos hemos metido. A unos 5 mts y a la derecha hay un seguro de cordinos, otro unos 30 mts más arriba a la izquierda, cómodo para montar reunión. Desde allí, fácil y en ensemble (I, II) atravesando los últimos metros por unas placas un tanto aéreas, llegamos a la cima del Petit Pic d’Ossau (2807 mts).
Reunion en la última chimenea
Placas aéreas inmediatas a la cima
Unos minutos para hacer fotos y observar la continuación al Grand Pic (2887 mts), el descenso a la Fourche y la travesía de las Placas Grises. No parece tan difícil, pero el Grand Pic se está cubriendo de nubes y con esta buena excusa decidimos bajarnos, lo cierto es que yo noto el cansancio, pues el peso y la tensión pasan factura, aunque al sonriente Olivier lo encuentro en muy buena forma.
Al norte vemos el lago de Bious-Artigues
Al Noroeste, los lagos de Ayous
Al Sur, refugio y lago de Pombie, de donde venimos
El cielo se cubre ¿ya es la hora del café?
Destrepamos y montamos rappel en un parabolt que hemos visto a la subida, como suele suceder, se forman nudos en una de las cuerdas y hay que repetirlo ¡siempre pasa lo mismo! y no nos extraña. La sorpresa para mí fue saber que Olivier hizo este video:
El anclaje del primer rapel puede resultar dificil de encontrar
A la derecha del rappel observamos la parte superior de la chimenea
De allí rapelamos hasta la reunión superior de la chimenea, encadenamos el segundo rapel hasta la base y recuperamos las cuerdas con cierta dificultad por la caída de piedras y porque se atascan con facilidad. En la brechita, otro rappel cómodo de 40 mts para descender el circo rocoso, otro rappel más para el gendarme de la Diagonal y finalmente llegamos a la brecha del nevero.
Inicio del rappel de la Placa Diagonal
Lateral de la Placa Diagonal, donde el rappel extraploma
Seguimos los hitos, más o menos, ahora sí que vamos por el buen camino, fácil, bastante por debajo del filo de la cresta. Descendemos por corredores pedregosos y sueltos, no estamos seguros si se podrá bajar directamente hasta la Grande Raillere, las piedras que caen desaparecen de forma inquietante por el cortado que se encuentra a nuestros pies. Dudamos un poco, pero nos atrae mucho más ascender hasta la cresta en busca de la brecha de salida que, por enésima vez, confundimos con otra. Trepando entre bloques, vemos ya cerca la Pointe Emmanuelle, referencia de la brecha de salida, pero nos separa de ella el último rappel para descender un muro coloreado por líquenes amarillentos.
El rappel del péndulo y los líquenes amarillentos
Este rappel es expuesto porque debe hacerse en diagonal con riesgo de pendular. Le advierto a Olivier, pero se deja engañar por la aparente facilidad y repentinamente vuela hasta ver muy de cera los líquenes. Como yo estaba asegurando el extremo de las cuerdas, tiro para rescatarlo entre risas. Ya en la brecha, destrepamos la ladera Oeste por chimeneas y canales, llegamos al collado y vuelta al refugio, mientras planeamos la siguiente ¿cuándo? ¿dónde?
Hace pocos días encontramos una excusa/oportunidad para juntarnos algunos viejos amigos que hace ya unos cuantos años iniciamos la común afición de subirnos por piedras y neveros. El mejor de nosotros, también el más humilde, nos prometió una reseña de regalo para el blog, piada de sus escaladas en Taghia, en el Alto Atlas (Marruecos). Al leerla no me sonaba demasiado esa vía ¿Baraka? Pero al buscar documentación, encuentro en la web GRIMPER AILLEURS la siguiente descripción que pone los pelos de punta: Baraka, 680 mts, 16 largos de 6c / 7b. Una vía extremadamente difícil, los siete primeros largos con dificultad entre 6b/6c y algún 7b, los nueve siguientes largos, relativamente más fáciles, unos de 6a, otros de 5º casi desequipados.Comprometida en el descenso y con el exotismo que ofrece la naturaleza virgen ausente de infraestructuras, asistencia, comodidades: todo un paraíso para Juan Luis.
El acceso desde Marrakech a Zaouira cuesta unas 8 horas en coche o, mejor, todoterreno. De allí a Taghia, hora y media a pie. Y a partir de aquí sigue el estilo conciso y natural de Juan Luis:
Esta es la piada que me toca, una buenísima vía, quizás una de las mejores que he escalado nunca. Baraka, Taghia, Africa.
Aproximación Desde la misma gite d’étape que nos acoge con tanto respeto y haciendo madrugar a Saïb que nos prepara el desayuno con el mismo mutismo con el que nos mira cuando regresamos por las tardes, salimos cuando despunta el mismo sol que nos calienta a todos. Cruzamos el río que acompaña a los fresnos, vamos ganando altura por una senda salpicada de puentes “del cuarto milenio” cimentados con el caotismo de piedras superpuestas que coronan troncos retorcidos e inestables. Senda firme, pasillo de gentes de buen talante. Barrancos impresionantes, muros irreverentes que retan al cielo, muros de escasas lamentaciones y allí está, nuestro espolón, mejor… de ellos, de los que aceptaron el reto absurdo de subir por donde quisieron. Buena compañía, unos belgas que bromean sobre el cariño que profesan a nuestro duque de Alba mientras se aprietan los arneses. ¡hay que ver, cómo nos hacemos querer!.
Primer largo. Aquí no regalan nada, los campos son de 100 kilos la hectárea, la roca es dura y compacta, para continuar en libre aquí te dejas la piel, te agarras a regletas que te hacen hervir los dedos, te saltas los seguros o no llegas a chaparlos, la caída …. respira, mejor piensa en el ahora, en esa regleta sucia, sóplala, aguanta, aprovecha lo que salga, un tronco retorcido para el dintel de la casa, una cenizas para resoldar el generador, un cordón para la carrucha de la tajadera, lo demás ya llegará. Y llega. La reunión. Los dedos abrasan. ¡jodér, sies be más!
Segundo Largo. Menos mal que no me acuerdo de la reseña, siempre adelante, a seguir los parabuelos. Las niñas jugando a mamás llevando a sus hermanitos colgados de la espalda con enormes pañuelos, los chiquillos segando el trigo con hoces desdentadas, la escuela con clientela, y la duda, la compañera de miedo: ¿a qué enseñamos? y ¿qué enseñan?. Las vías son muy duras aquí, este tramo era más suave.
Tercer largo. Quizás este sólo sea de seis be, ¿sólo? ¡qué elitistas! Cuando llegamos siempre nos ofrecen té y unas galletas, pero nos decantamos por unas buenas cervezas y unos trozos de jamón y queso. Aquí no beben, no me extraña, cualquiera sube por la senda bereber a ver la res habiendo bebido. Esta vez hemos salvado la dignidad de la cordada, menos mal que Ramonio tomará el relevo para los dos largos que vienen 7b y 6b.
Cuarto largo. 7b, aquí la gente es durísima. Hemos escogido las vía más fáciles de Taghia y sólo damos la talla en la cena, con unos tragos y sentados a la luz de las verdaderas estrellas se escala mucho mejor. Poder no podremos, pero lo intentamos, para eso somos caracoles, este 7b será para cuando estemos a su altura.
Quinto largo. ¿Tal vez fuera 6b?. quién sabe, para hablar con los nuestros hemos andado hora y media para llegar al collado donde tiene cobertura y mimetizado con el terreno se observa otro poblado, me vuelvo y veo un occidental con cascos con el móvil apuntando al cielo y bailando. El paisaje es increíble, laderas pedregosas con un vello ralo de cereales raquíticos y sazonado de encinas milenarias con manicura bereber. ¿Hassan ? ¿Clinton… o era Obama ? ¿burocracia? ¿globalización? ¿demografía? ¿demagogia? ¿qué hemos creado, Ramonio? ¿una necesidad absurda ? ¿una realidad virtual y la hemos colado como real ? ¿Quién cercena nuestra libertad, Mohamed? ¿el poder? ¿la religión? ¿las costumbres, Alberto? ¿nuestros miedos? ¿es todo más sencillo, Candi?
Sexto largo. La guinda, la esencia humana, lo olvidado. La respuesta.
Cada paso es un logro, cada chapaje… un éxito, cada día un triunfo, cada instante se saborea, se medita, se sopesa se ejecuta, un avance.
Los minutos llueven pero mi mente lleva impermeable, todo les cae a Ramonio y a Alberto que aguantan pacientes colgados de la reunión. ¿Una hora o son dos? Tranquilo, piensa, aguanta, resiste, ¡estoy escalando!
¡Personas!. Bebés, niños, jóvenes, ancianos.
¡Personas!. Un día y otro día, beber, comer, dormir, enfermar, sanar, desear, amar, odiar, frustrarse, alegrarse.
Séptimo largo.
Ya no sé quién lo hizo, creo recordar que cogió la cabeza Ramonio y comenzamos a volar, los largos eran largos, como los rezos en los campos a cualquier hora, eso sí mirando a la Meca, pero rápidos como los gritos de las jóvenes en esos mismos campos o como las carreras de los niños detrás de los bombones .
Seguros... ya conocemos a Ramonio, asegurando la vía tanto como el tráfico en Marraquech, subiendo con la misma alegría que los niños a los fresnos de la riberas, con la misma sonrisa que se le escapa a nuestro exótico hablando de los placeres de la vida.
Octavo, noveno… enésimo largo
Casi 700 metros de vía y una cumbre. ¡qué alegría! Ya la disfrutaremos mañana, ahora hay que bajar, volvamos a la consciencia.
Gracias, Alberto, por el cortavientos que te dejó Candi y que no me he quitado en toda la vía.
A la caída del rappel tenemos compañía, tres bereberes estaban charlando apaciblemente y se ofrecen a guiarnos a la bajada.
Impresionante. Uno, el del gorro de lana, con las dos manos en los bolsillos, el otro sólo con una, la otra la lleva sujetando un tronco que lleva al hombro y nos van esperando mientras nosotros, aguerridos escaladores, vamos haciendo oposición con nuestras flamantes zapatillas para bajar por barranqueras naturales que nuestros guías han bajado saltando o corriendo mientras miran de reojo no les tiremos alguna piedra.
Nos dejan sanos y salvos al pie del barranco, se quedan a fumar una pipa antes de llegar a casa y nos despedimos.
Buena vía. Taghia es algo más que una escalada. Esto es algo más que una piada, es la fuga al papel de una de mis conversaciones mentales.
Fuente de Pietramula. En la gran curva, sale el sendero a los lagos de Lalarri y Robiñera
Hay montañas que, por una razón u otra, se ascienden una vez y, por una razón u otra, no quedan ganas de volver. Robiñera es un tresmil fácil, con una aproximación impresionante por el valle del Río Real, con vistas magníficas sobre los macizos de Monte Perdido, Pineta, y La Munia, pero con una cara sur que asciende penosamente por pedreras calizas y descompuestas, de esas que se dan tres pasos arriba y uno abajo. Con nieve, si está helada es peligrosa porque hay tramos con inclinación de 30º donde un resbalón no se detendría hasta 400 mts más abajo. Con poca nieve, nada peor que una capa inestable sobre gravilla más inestable todavía sin poder clavar el piolet.
Con este prólogo, la ascensión que realicé con Quique en 1990 me parecía definitiva, hasta que una llamada de Javi y Manuela desempolvaron los recuerdos y el interés por repetir. Quedamos en reunirnos el domingo a las 7:30, en Huesca, contento por no madrugar pero discutiéndole a Manuela la importancia de salir temprano por aquello de las tormentas a partir de mediodía, protocolos de seguridad y tal.
Llegamos por el valle de Bielsa hasta la aldea de Chisagües (1400 mts), tomando la pista de tierra que recorre el valle del Río Real hasta su cabecera donde gira por las laderas sur de Liena para terminar en las antiguas minas de Parzán, hoy abandonadas.
Marmotas
Luis Alejos definía al valle de Remuñe como un zoológico sin barreras; este calificativo podría aplicarse igualmente al valle del Río Real, paralelo y al norte del de Pineta, por la abundancia de fauna que vimos muy de cerca: sarrios, marmotas y hasta un corzo.
Sarrio
Comodoto, detras Las Tres Marías
La pista es aceptable durante 5 km, sigue otros dos km más con dificultades (y vacas que no se apartan) hasta la fuente de Pietramula (1700 mts), amplio espacio señalizado para aparcar y con indicaciones del GR11. Comenzamos a andar por la pista donde vemos justo al iniciar la curva, un poste indicador a los lagos de Munia o de Lalarri. Tomamos el sendero que, para mi sorpresa, está perfectamente marcado y nos conducirá sin pérdida hasta los lagos, primero subiendo unos 230 mts en dirección oeste y después, girando claramente hacia el norte por encima del barranco del Clot, otros 590 mts hasta el collado de las Puertas que, como su nombre sugiere, nos abre al Circo de la Munia y a los dos lagos homónimos que alberga.
Por los neveros, hacia el collado de las Puertas
Poco antes de llegar al collado, la senda está cubierta por neveros. Intentamos adivinar el sendero que se desvía a la derecha para ascender a Robiñera, pero no vemos nada aparente. Hasta ahora, el panorama estaba constituido al sur por el Comodoto y la sierra de las Tres Marías asomando por detrás, y al norte por unas feas pedreras grises y monótonas, atravesadas por algún nevero, que no invitan a subir por ellas.
¿Bandoleros de Sierra Morena? No, gafas olvidadas
Seguimos, pues, hasta el collado ocupado por una manada de sarrios que no se alejan demasiado de nosotros, se nota que no tienen miedo. Al atravesar el collado, el paisaje cambia totalmente, los lagos están helados y todo el circo de la Munia lleno de nieve, estamos a 2540 mts. El circo, ruta normal para el ascenso a la Munia, está definido al sur por los Picos del Chinipro, abierto al oeste hacia los llanos de Lalarri y Pineta, cerrado al norte por Pène Blanque de Troumousse, collado y pico de la Munia. Todo el este lo ocupa la mole de Robiñera. Hacemos unas fotos, pensamos si continuamos la ascensión, porque nos queda lo más feo, o nos quedamos en los lagos; como ninguno se atreve a proponerlo, retrocedemos al collado para descender un poco a ver si encontramos la senda al pico.
Circo de la Munia y lagos de Lalarri
A nuestra izquierda vemos bloques de nieve, restos muy recientes de avalanchas, y decidimos atravesarlos rápidamente para bordear un espolón rocoso que nos cierra el paso. Nada más cruzar, oímos un zumbido y vemos cómo vuelven a caer más bloques. Al descenso, seguro que no volveremos a pasar por ahí. Detrás del espolón, apreciamos, con nueva sorpresa por mi parte, un sendero desdibujado pero fácil de seguir con hitos, que zigzaguea por las pedrizas trazando un recorrido penoso pero más cómodo de lo esperado. Así durante casi 500 mts, llegando a la antecima del pico (2950 mts).
Restos recientes de avalanchas
El panorama se abre, vemos abajo los lagos y al norte, más lejos de lo que nos gustaría, la verdadera cima. Recorremos la cresta, estrecha en algún tramo pero fácil, atravesamos una horcada y llegamos a Robiñera (3003 mts) . Superar el desnivel de 1100 mts nos ha costado 4 horas desde el coche, incluyendo paradas y el paseo por los lagos.
Unas chovas revolotean sobre nosotros para ver si hemos dejado restos de comida, pero como las nubes están oscureciendo el cielo por momentos y caen algunas gotas, descendemos rápidamente.
Esta es la fea cara sur que debemos ascender
Cresta final
Antecima
Llegando a la cima
Y por fin ... la cima. Al fondo, las Tres Sorores
Perdido, Cilindro, Marboré, Astazou
El norte lo preside el Vignemale
Péne Blanque de Troumousse, col y cresta de la Munia
Javi y Manuela
La Munia
Foto cimera a 3003 mts. Javi, Manuela, Rafa
Panoramas hacia el Este
Lagos de Lalarri o de la Munia, todavia congelados
Cascada y Balcón de Pineta. Monte Perdido, semioculto por las nubes
Últimas vistas de Robiñera antes de que la cubran las nubes
Paramos a mitad, en el llano de la Coma, para comer algo. Yo saco unas barritas pero mis amigos llevan hogazas de pan de pueblo y sardinas en tomate, con fundamento. Las barritas vuelven a la mochila. Seguimos bajando y debe de ser la hora de las marmotas, pues se nos atraviesan continuamente por el camino. Llegamos al coche y al regresar por la pista, como despedida, vemos un corzo con su trasero blanco característico. Poco después de pasar por Chisagües, encontramos un abuelete que sube por la carretera; con la excusa de preguntarle qué pico es Punta Suelza, nos quedamos un rato hablando y escuchando sus historias, terminado este día con apuntes etnográficos. 29 Mayo 2011. Manuela, Javi, Rafa