Es fácil recordar datos cuantitativos como nombres de picos, altitudes, desniveles, orientaciones, acotaciones geográficas, coordenadas GPS, grados de dificultad en diferentes escalas ... nos sobran mediciones y este blog es sólo para guardar pequeños detalles que sirvan para pulsar el nodo neuronal que dispara en nuestro cerebro evocaciones, recuerdos, sensaciones, sugerencias y demás impresiones cualitativas

2020-07-12

Foratata Occ. (2292 m) circular


Las cosas no son como se recuerda sino como fueron. Esta reflexión saltaba frente a la visión de la Foratata Oriental; hace algunos años ascendimos su vía normal, una escalada sencilla seguida de rampas hasta la cima. Estos recuerdos se enfrentaban a la objetividad del presente. Esos "algunos años" fueron en 2011, hoy la escalada nos parecía más sostenida y las rampas expuestas y largas. Pero en esta ocasión se trataba de ascender la cima Occidental, un paseo.
El viernes por la tarde no acabamos de decidir dónde ir, hace unas semanas encontramos  una reseña original pero evidente: la vuelta a las Foratatas, y allí decidimos ir.
Quedada temprana, desayuno en Senegüé entre mascarillas y geles hidroalcohólicos. En fin, la mal llamada nueva normalidad.

Ya en Formigal, tomamos la bien marcada senda que nos dirige al Este, hacia Sallent. Día soleado, agradable, vamos cruzandonos con algunos senderistas que parecen llevar el mismo rumbo.

El sendero avanza pausadamente entre lirios, el ascenso casi no se aprecia porque los paisajes, el verdadero valor de esta actividad, no por ampliamente conocidos deja de sorprendernos, como el Pacino, objetivo de retos 'vespertinos', recordando a Fernán que está en Biescas.

De repente viene hacia nosotros un mestizo de westy, un pequeño perro, al parecer perdido, que se acerca jadeando. Nos preguntamos de donde sale y porque la gente lleva miniperros al monte. Luego vienen sus dueños y el perro pone cara de "joder, ya me han encontrado". El cánido, que responde al nombre de L. (protegemos su intimidad) les sigue de mala gana, patas cortas y saltitos rápidos porque sus dueños no le dan tregua. Nosotros paramos a hacer fotos.

Pronto vemos al perro que vuelve corriendo hacia nosotros, es evidente que tiene calor y no le apetece la excursión. Sigue corriendo dirección Formigal, definitivamente está huyendo, no vemos a los dueños. Lo llamamos y no sabemos muy bien que hacer, seguimos andando y L. viene con nosotros, hasta que oímos a los dueños llamarle y el perro nos mira con cara de resignación. En el collado Baladrías, improvisado punto de encuentro, lo entregamos y nos despedimos de L.

Hasta ahora la senda ascendía suavemente, a la vista del embalse de Lanuza y el cordal Sabocos-Tendeñera, pero cuando ya estamos rodeando la Foratata arranca una subida fuerte y continua hasta el collado de la Punta de la Lana.



Al norte vemos Arriel, Pallas, collado Lavedan y comienza a asomar el Balaitous.

Pronto la caliza gris reemplazará al verde amable.
En el collado se elevan las vistas hacia los Infiernos y el macizo Argualas-Garmo Negro.

Había oído hablar de ello, pero nunca había visto la perspectiva con el el agujero que da nombre a la Foratata.

Disfrutando, este año estamos coincidiendo en más salidas.


Se nota el calor, Marta va siempre por delante y nos guía hacia la brecha entre las dos Foratatas.
Antes de llegar a la brecha, comenzamos la ascensión por sendero y, más tarde por hitos, la pendiente aumenta y requiere atención por donde pisamos.

Unos diez metros antes de la cima, hay una trepada, fácil, pero a Francine se le atraganta y decide esperanos allí. A esto no ayuda el comentario de uno de los que bajan, que dice que le tiemblan las piernas. Quique y Marta suben sin complicaciones, yo intento convencer a Francine, sin mucha insistencia. Subo por una especie de diedro, más cerca del filo pero que me parece más seguro.

Cima, fotos, sonrisas y paisajes. 

Bajando hacia la plataforma donde está Francine, con la caballerosidad que caracteriza a Quique, la convence para subir, quien flanqueada entre los dos aguerridos montañeros, se crece y tilda de flojo al que le temblaban las piernas. 

Marta se queda abajo para hacer las fotos de rigor, preciso y original selfie.

De nuevo en la cima, ahora Francine sustituye a Marta. Abrazos y alegría.
Pensado en una próxima ascensión al Anayet.

Descendemos con cuidadin, fácil pero algo expuesto. Quique sigue guiando.

Y tomamos el sendero que flanquea toda la cara Este por terreno ya conocido.



Los infiernos cierran el paisaje

Y la última dificultad, un pequeño muro con un agujero por donde sale un chorro gélido.

Poco a poco el sendero asoma a los cortados, de nuevo el Anayet en nuestros pensamientos

Seguimos subiendo hacia una pequeña cota con un arbol seco que nos atrae la atención.

Marta y el pino negro, símbolo de cientos de años resistiendo la dureza de los inviernos.

Al llegar al collado del Forato, se inicia un descenso directo hacia Formigal al tiempo que ya empezamos a pensar en las cervezas y a quien le toca escribir la reseña, a mí me recriminan que llevo lustros escaqueándome, Francine se ofrece, como ya lo hizo en la Ralla das Tiñas, y ... creo que escribirá la siguiente. 
Las cervezas, en Escarrilla, tuvieron su historia, pero eso queda ya para otra ocasión.

4 de Julio 2020. Marta, Francine, Quique, Rafa.


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