Xavi que comenzó la carrera de los tresmiles, y no para, acaba de ser padre por cuarta vez ¡¡¡Felicidades, colega!!!
Nos envía una foto del pequeño Eric, futuro compañero de cordada, en su primer día de vida; como yo no tengo buenas fotos de Xavi, he tomado prestada ésta que le hizo Carli en el glaciar d'Ossoue.
2010-06-10
2010-06-05
Cresta de la Cruz (Olvena)
Un e-mail me avisa que Olivier vendrá a escalar al Pirineo. Ya hace un año de nuestra última escalada en la Cresta de la Cruz, en Olvena, cerca de Graus y es hora de recordar con unas fotos. La cresta no es ni larga (200 mts. de desnivel, 310 mts. de longitud) ni difícil (5 largos entre III+ y IV+ con algún paso corto de V en los gendarmes). Son largos bien asegurados, con roca aceptable excepto en el primero, muy descompuesto. Pero como siempre complicamos lo sencillo, Olivier en su viaje relámpago París-Zaragoza olvidó los pies de gato y tuvo que calzar botas rígidas de alta montaña, experiencia interesante sobre todo en las presas exiguas de los gendarmes. Yo, por mi parte, en el primer largo, el de la roca podrida, se partió la escama de piedra que me sostenía y volé cuatro metros, aterrizando la rodilla contra la pared. Pude terminar la escalada, sin demasiado dolor, hasta que por la noche ya no podía andar. Diagnóstico: esguince de ligamentos internos.
Mayo 2009. Olivier, Rafa.
Mayo 2009. Olivier, Rafa.
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2010-05-21
Arroyeras (2575 mts)
La reseña de Quique
¡Casi nos tenemos que frotar los ojos para creerlo! Estamos en el Corral de las Mulas, en Formigal, es 16 de Mayo, y ¡¡¡está nevando!!! Fernán, Rafa y yo empezamos la marcha por la carretera cerrada que lleva a la zona esquiable de Anayet. La niebla y el viento helador, acompañado de minúsculos copos de nieve nos acompañan. Justo antes de llegar al parquin nos desviamos a la derecha, comenzando a ascender bajo el telesilla de Garmet. Las pilonas surgen como fantasmas entre la niebla. Ascendemos cómodamente con raquetas por una de las pistas ahora desiertas. Pronto, junto a una cabaña-bar, igualmente vacía, abandonamos los dominios de la estación haciendo una travesía hacia el oeste en dirección al oculto barranco de Culibillas.
Alcanzamos unas rocas, un islote en esta llanura antártica.
Comemos algo, mientras decidimos esperar un rato con la esperanza de que despeje algo y podamos ver la ruta a seguir. El tiempo no mejora, apenas la pared rocosa del Anayet se transparenta entre las nubes. Hace un frío que pela, y sigue nevando débilmente. Después de 40 minutos una fugaz visión entre la niebla nos enseña el posible camino a seguir, así que logro convencer a mis escépticos compañeros de que podemos continuar hacia unas rocas cercanas, e ir ganando altura, siempre teniendo en cuenta, que aunque tengamos que retirarnos podremos hacerlo por nuestras huellas. Nada más reiniciar la marcha, el cielo se abre e incluso luce el sol intermitentemente.
Ya tenemos clara la ruta.
Ascendemos con rapidez y a través de una inclinada pala alcanzamos la cresta fronteriza con el valle de Izas, completamente oculto por la niebla.
Avanzamos con mucho cuidado, el paso es estrecho, y la cornisa vuela sobre el fantasmal y oculto valle de Izas. Ni rastro de Punta Escarra, Pala de Ip, Moleta… 
¡Casi nos tenemos que frotar los ojos para creerlo! Estamos en el Corral de las Mulas, en Formigal, es 16 de Mayo, y ¡¡¡está nevando!!! Fernán, Rafa y yo empezamos la marcha por la carretera cerrada que lleva a la zona esquiable de Anayet. La niebla y el viento helador, acompañado de minúsculos copos de nieve nos acompañan. Justo antes de llegar al parquin nos desviamos a la derecha, comenzando a ascender bajo el telesilla de Garmet. Las pilonas surgen como fantasmas entre la niebla. Ascendemos cómodamente con raquetas por una de las pistas ahora desiertas. Pronto, junto a una cabaña-bar, igualmente vacía, abandonamos los dominios de la estación haciendo una travesía hacia el oeste en dirección al oculto barranco de Culibillas.
Llegamos a la altura de la Punta de la Garganta, que dejamos a la izquierda, realizando un incómodo flanqueo (con raquetas) alcanzando la parte elevada del barranco, En este punto vemos cuatro esquiadores que descienden directamente del pico Arroyeras, aparentemente sin dificultad. Seguimos por el fondo del barranco, y en un par de zetas alcanzamos el llano de los ibones de Anayet.
La niebla se ha apoderado del lugar, dejando entrever tan sólo a duras penas las laderas de Espelunciecha. Alcanzamos unas rocas, un islote en esta llanura antártica.

Ya tenemos clara la ruta.
Ascendemos con rapidez y a través de una inclinada pala alcanzamos la cresta fronteriza con el valle de Izas, completamente oculto por la niebla.
Tan sólo al norte, en dirección al Anayet, está despejado. Una fina arista nevada, y con importante cornisa hacia Izas, nos separa de la rampa final del pico.

Ya hemos llegado al otro extremo, inicio del asalto final. Comprobamos que los esquiadores que habíamos visto descender a Culibillas lo han hecho por la pala que tenemos a nuestra izquierda, que parece más asequible que la que hemos ascendido nosotros, por lo que decidimos que el regreso lo haremos en este punto y así no tenemos que volver a pasar por la arista estrecha. Quitamos las raquetas y calzamos crampones, ya que aunque la nieve es blanda, por si acaso en estos 100 metros que quedan y que están muy expuestos al viento nos encontramos hielo. Rafa se encorda con Fernán, que está un poco tenso por el ambiente tan alpino. Más arriba la niebla deja ver intermitentemente la cima. Comenzamos la ascensión final, que es muy fácil. La nieve, estupenda, y la ladera, empinada pero amplia.
Por fin alcanzamos la cima del pico Arroyeras (2575 mts) que se estrecha considerablemente, al tiempo que se alarga infinitamente hacia el pico de Culibillas, que ni siquiera vemos. Una esbelta cornisa vuela hacia Izas, que sigue desaparecido. Abajo, muy abajo vemos nuestras huellas en la fina arista anterior a la pirámide cimera. Es la típica visión de las aristas de los Alpes, salvando las muchas distancias, por ejemplo, arista de Rochefort. Al oeste divisamos las empinadas laderas del Garmo de Izas y Vértice de Anayet, que con sus acanaladuras me recuerdan a Joe Simpson en los Andes (Tocando el Vacío). Se que exagero, pero al mismo tiempo me siento importante, como que hemos realizado una gran ascensión en un ambiente hostil. Apenas hay gente en la montaña. El día no es propicio, pero a fuerza de fe lo hemos superado y nos encontramos exultantes.
El frío se agudiza por momentos. Observo que hay -1º C, pero el viendo aumenta considerablemente la sensación. Sacamos unas cuantas fotos, entre ellas una dedicada a nuestro “sponsor” Libelium y descendemos rápidamente hacia la cresta.
Al llegar a la base de la arista, comemos algo, y continuamos por la pala que tenemos justo hacia el norte. Seguimos la traza de los esquiadores, ya que vemos que no hay dificultad. Avanzamos con rapidez, aunque la nieve, ya algo transformada dificulta nuestra marcha, por lo que volvemos a intercambiar crampones por raquetas, mientras en la soledad del llano de los ibones, blanco inmaculado, pasea un rebaño de sarrios a la deriva.
Aprovechamos esta pequeña parada para prepararnos un café exquisito, que como siempre Rafa ha incluido en su equipo. Descendemos directamente al barranco de Culibillas, ahorrándonos el rodeo del llano de los ibones. Volvemos a hacer el flanqueo de la ladera sur de Espelunciecha, que ha sido barrida por pequeñas avalanchas, y nos dirigimos ya hacia el Este.
Aprovechamos esta pequeña parada para prepararnos un café exquisito, que como siempre Rafa ha incluido en su equipo. Descendemos directamente al barranco de Culibillas, ahorrándonos el rodeo del llano de los ibones. Volvemos a hacer el flanqueo de la ladera sur de Espelunciecha, que ha sido barrida por pequeñas avalanchas, y nos dirigimos ya hacia el Este.
El cielo se ha abierto ya considerablemente, permitiendo la fantástica visión de los picos Balaitús, Frondellas, Infiernos, Tendeñera, todos ellos cubiertos de una blancura exagerada. Alcanzamos de nuevo las pilonas de la Estación y el asfalto de la carretera de Anayet. Poco después llegamos al coche junto al Corral de Las Mulas.
Gran día de montaña, estreno de nuestras raquetas, mil metros de desnivel, de los cuales 900 m. por nieve. Ambiente alpino 100%. ¡Qué más podemos pedir! Bueno, si se pudiera elegir pediríamos no haber sufrido las quemaduras producidas por un sol inexistente, y que nos han dejando el cutis hecho polvo, amén de todas las explicaciones que hemos tenido que dar en nuestros puestos de trabajo, quedando en entredicho nuestra experiencia montañera acumulada en tantos y tantos años.
Mayo 2010. Fernán, Rafa, Quique.
Mayo 2010. Fernán, Rafa, Quique.
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2010-05-03
Dag Shang Kagyü
Hoy sábado festivo, mi escuela de yoga está cerrada y, para no perder las sanas costumbres, decido visitar el monasterio budista Dag Shang Kagyü.
No, no es necesario viajar al Tibet, basta con ir a a Graus, tomar el desvío a Panillo, recorrer unos 9 Km y penetrar un lugar
sorprendente: un auténtico monasterio budista en medio del Pirineo. Sorprendente porque desde su fundación en 1984 ha conservado intacta su orientación mística a pesar de las oleadas de turistas y visitantes que se acercan a curiosear. Sorprendente porque aloja una comunidad de ocho monjes, entre tibetanos, butaneses y occidentales, más numerosa que la de muchos monasterios católicos que languidecen sin esperanza de renovación.

La rama del budismo a la que pertenece es la Vajrayana, la más mística y esotérica, extendida por Tibet y el Himalaya.
Hay dos estupas enormes y otras muchas de menor tamaño, dos apartados recintos de meditación, un templo para la oración y la enseñanza, escuela, albergue para aquellos que asistan a cursos, casitas para los retiros individuales de los novicios, retiros que duran tres años, tres meses y tres días ...
La austeridad y el rigor presiden el recinto mientras ondean banderas de oraciones multicolores. Basta conversar con cualquier monje para impregnarse de su sencillez y armonía, siempre con la sonrisa presente, entre ingenua y candorosa.
Entro en un templo solitario, busco un rincón apartado y adopto la postura Siddhasana (piernas cruzadas) para comenzar una sesión de relajación y meditación. Enseguida entran dos chicas, Nayra y Piluca llegadas desde Ainsa, comienzan tambien su meditación-relajación. Hablamos, hacemos fotos, compartimos unos minutos.

Me vuelvo a quedar solo y pronto entra un grupo de gente, con varios niños, todos adoptan, respetuosamente y en silencio total, la postura Vajrasana (sentado sobre talones) y comienzan su meditación. No imaginaba la afluencia variopinta que atrae el monasterio. Verdaderamente el lugar está impregnado de una paz contagiosa.



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2010-05-02
Aguinaliu, un proyecto de desarrollo sostenible

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Andrés y José Luis |
Se trata de la Asociación de Desarrollo Sostenible (ASDESOS) ubicada en Graus y que intenta revitalizar algunos pueblos y aldeas de la zona reconstruyendo casas, habitándolas con proyectos de vida y dinamizando el entorno local, siempre con los valores del desarrollo sostenible propulsados en la Declaración de Río en 1992 a partir de los trabajos de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas.
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José Luis Alcázar |
En amigable conversación con Jose Luis Alcázar y Andrés Bordanova, Presidente y Secretario respectivamente de la asociación, me cuentan que han iniciado proyectos en Juseu, Torres del Obispo o Capella, pero el más ilusionante es el proyecto de pueblo piloto de desarrollo sostenible en Aguinaliu, a 12 Km de Graus, en las inmediaciones del lago de Barasona.
Os recomiendo visitar las webs http://www.aguinaliu.es/index.htm y tambíen http://www.sindinero.org/blog/archives/1615
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Oficina de información en Graus, calle Fermín Mur, nº 7 |
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2010-04-17
Comodoto (2354 mts)
Llegando a la cima de Comodoto |
A veces, para admirar una gran montaña, mejor que ascenderla, es alejarse un poco, y perder altura. Así valoraremos la verdadera dimensión de ella. Fernán, Carli, Rafa, y yo partimos del pequeño parquin situado en la parte superior del pueblo de Espierba, en el valle de Pineta.
Comenzamos la marcha por una pista con una barrera. Pronto dejamos una bifurcación a la izquierda, internándonos en el bosque. La pista sube pausadamente mientras describe algunas lazadas.
Tomamos algunos “alcorzes” (atajos) y la nieve aparece, aunque algo dura, por lo que la progresión es fácil.
Casi sin darnos cuenta llegamos a un amplio collado con vistas al vecino valle del Río Real o Chisagüés. Unas bordas y unos coches aparcados junto a la pista que recorre el valle 400 metros más abajo nos recuerdan itinerarios de hace años hacia Robiñera o hacia La Munia.
Seguimos la marcha en dirección Norte por unas suaves lomas nevadas, dónde los últimos pinos negros resisten las inclemencias invernales. Poco a poco la vegetación desaparece. Hacemos un descanso para comer algo y colocarnos las raquetas. ¡Qué sensación la de desplazarnos con estos inventos!. Los pasos son más largos y acompasados, lo que unido al uso de alzas hace que la marcha sea rápida y regular.
Abandonamos Espierba |
Nos asomamos hacia el Valle del Río Real |
Monte Perdido |
Visto y no visto nos plantamos al pie de la última subida, considerablemente más empinada. A la izquierda las fajas rocosas del valle de Pineta, culminadas por las Tres Marías.
A la derecha el Robiñera, que oculta la cima entre la bruma.
En el último tramo prescindimos de las raquetas, pues aparece algo de roca.
Cuando ya casi estamos, el fácil Comodoto quiere mostrar algo de fiereza, interponiendo una estrecha arista nevada con impresionantes laderas hacia ambos lados.
Una auténtica arista tipo Alpes, con trinchera y todo, producida por las huellas de los que nos precedieron.
Sin más sobresaltos llegamos a la cima, donde encontramos dos montañeros que han subido un poco antes que nosotros. La vista, increíble: Tres Sorores, Balcón de Pineta, Robiñera…. La muralla de Pineta con aludes en cada una de sus canales. En fin, una maravilla.
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A la izquierda, siempre las murallas de Pineta |
Al fondo, Comodoto |
Robiñera emerge entre la niebla |
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Cima. Enrique, Fernán, Rafa, Carli |
Balcón de Pineta |
Tenemos que marchar, el viento helador nos echa del lugar y comenzamos el descenso con rapidez.
Nos detenemos en un abrigo rocoso hacia los 2000 m. Echamos un bocado, y ese cafecito que siempre lleva Rafa consigo.
Continuamos descendiendo por el bosque, primero de pino negro y luego de pino rojo.
Entre los árboles, las omnipresentes murallas de Pineta, todas blancas. Sin darnos cuenta hemos llegado a Espierba. Un día precioso.
En esta ocasión, las fotos son de Fernán y Carli, la cámara de Rafa no ha soportado más inclemencias.
Abril 2010. Fernan, Carli, Rafa, Quique.
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2010-04-05
Ainielle
![]() |
Anais P. Layed me regaló este poema |
abrazándome ambos, junto al murmullo herido
de una intensa tormenta de hojas amarillas
esparcidas por el viento.
Estoy cansada del camino, Ainielle.
Me empalaga la soledad aullante de tus árboles,
el aroma húmedo del vacío.
Las ardillas se esconden asustadas
en el cielo sangrante de mis miedos.
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